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jueves, 29 de agosto de 2013

Principios generales del tratamiento de las fracturas infantiles - CARACTERÍSTICAS BIOMECÁNICAS

El esqueleto osteocondral infantil se ve sometido a numerosas fuerzas de tensión y de carga que causan microdeformaciones, con una posterior respuesta remodeladora. Si la acción de las fuerzas de tensión (resistencia interna a la deformación), de compresión y de cizallamiento que inciden sobre los huesos sobrepasa la capacidad de respuesta fisiológica del hueso o del cartílago, se produce su insuficiencia, claudicación o fractura. 
Esto significa que las fuerzas extrínsecas actuando sobre el hueso, y según su magnitud, duración, dirección y velocidad pueden producir: 
1 Una respuesta normal con estímulo del crecimiento y de la remodelación ósea, o 
2 Una respuesta patológica, representada por una solución de continuidad o fractura, respuestas ambas bien definidas en las conocidas leyes de Hueter- Volkmann. 
Otros factores que influyen en la respuesta del hueso en desarrollo frente a la acción de fuerzas potencialmente traumatizantes son: 
1. La capacidad de absorción de la energía actuante. 
2. El módulo de elasticidad. 
3. La resistencia a la fatiga. 
4. La densidad ósea. 
El hueso de los niños muestra un módulo de elasticidad más bajo que el del adulto, tiene menos resistencia a la deformación por incurvación y menor contenido mineral, reflejando, a su vez, una mayor capacidad de absorción energética antes de la fractura, lo que en definitiva se traduce en una mayor capacidad plástica y adaptativa del esqueleto infantil. Así, no es de extrañar que, la típica fractura en tallo verde del niño requiera más energía para su producción que la fractura de similar localización en el adulto, aunque está reconocido biomecánicamente que el hueso laminar (adulto) es mucho más resistente que el hueso fibroso (infantil).

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