Es la deformidad residual más frecuente y
se asocia a retrotorsión del cuello femoral. Se
ha descrito un caso de coxa valga siguiendo
a una fractura cervical que se corrigió
espontáneamente. Se ha dado una incidencia
global del 14% al 35%. En las fracturas tipo I
se ha dado una incidencia del 30% al 50%,
en los tipos II solo en los casos desplazados
en el 41%, en los tipos III un 11% y en algo
mas del 10% de los tipos IV.
En su etiología se han implicado varios
factores: reducción inicial fallida, pérdida de
la reducción en el pelvi-pédico, pseudoartrosis,
necrosis avascular y epifisiodesis.
Algunos autores han constatado el desarrollo
de deformación cervical en varo tardíamente
después de la consolidación. Se ha
constatado mayor incidencia en la aparición
de esta complicación en los niños de
más edad. Parece evidente que su incidencia
disminuye con la utilización de fijación
interna de estas fracturas y su frecuente asociación
con retardo de consolidación y
pseudoartrosis.
Para prevenir su aparición se han recomendado
mantener la extremidad en
abducción de unos 30º y ligera rotación
interna, mantener la inmovilización hasta
la aparición de callo óseo y mantener la
descarga hasta que desaparezca la línea de
fractura. Su tratamiento se hará con osteotomía
subtrocanterea valguizante, algunos
recomiendan asociar un efecto desrotador
(Fig. 10).
En los casos no asociados a no-unión se
recomienda observación, y si es progresiva
debe realizarse osteotomía, si está asociada a
pseudoartrosis se corregirá precozmente con
osteotomía subtrocanterea. También se ha
recomendado hacer la osteotomía inmediata
en los casos con un ángulo cervico-diafisario
inferior a 90º ó 110º, porque en estos casos
no cabe esperar la remodelación espontánea,
y de igual manera en los niños mayores de
ocho años y adolescentes en los que no
cabe esperar la remodelación espontanea.
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