La sospecha clínica se confirma mediante
radiografía de las caderas en proyección
antero-posterior y axial. Si hay dificultad en
la realización de esta última, pueden ser
recomendables las proyecciones alar y obturatriz.
De esta forma podremos conocer el
tipo de fractura y el grado de desplazamiento.
La artrografía puede aportar información
en los casos de epifisiolisis traumática
del lactante, en donde el diagnóstico
diferencial con la displasia del desarrollo de
la cadera a veces es difícil.
La ecografía puede ser una excelente
herramienta diagnóstica para el análisis de
la cadera del niño pequeño, permitiéndonos
distinguir entre una epifisiolisis traumática
de una luxación traumática, así como
una luxación congénita de cadera, una
sinovitis transitoria o una artritis séptica.
Para obtener una mayor información
del desplazamiento es de gran utilidad la
tomografía computarizada y la resonancia
magnética para el diagnóstico de lesiones
osteocondrales.
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