Consideraciones anatómicas
La epífisis proximal tibial presenta prolongación
hacia distal en su porción anterior
correspondiente a la tuberosidad tibial
anterior (TTA). Esto hace que, en el plano
sagital, la línea fisaria sea cóncava y la superficie
metafisaria adyacente, convexa.
Solamente la porción profunda del ligamento
lateral interno se inserta directamente
en la epífisis mientras que la porción
superficial lo hace más distalmente, en la
metáfisis.
A su vez, el ligamento lateral externo se inserta en la cabeza del peroné. Por esto, la fisis y epífisis proximal de la tibia están relativamente protegidas en los mecanismos de varo-valgo, cosa que no ocurre en el fémur distal. Esto probablemente explica en parte la rareza de esta fractura, comparada con las fracturas fisarias distales femorales.
La configuración de la epífisis proximal de la tibia y del peroné hace que, en estas fracturas, el fragmento epifisario se desplace más frecuentemente a anterior y externo con desplazamiento posterior e interno del metafisario.
La arteria poplítea discurre posteriormente muy próxima a la metáfisis proximal tibial quedando protegida del hueso por el músculo poplíteo (Fig. 10). Sin embargo, está anclada distalmente por la arcada del sóleo y su rama anterior (arteria tibial anterior) que penetra hacia el espacio interóseo. Esto genera una escasa distensibilidad de la arteria poplítea a ese nivel lo que la hace especialmente susceptible a lesionarse ante un desplazamiento posterior marcado de la metáfisis tibial proximal.
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A su vez, el ligamento lateral externo se inserta en la cabeza del peroné. Por esto, la fisis y epífisis proximal de la tibia están relativamente protegidas en los mecanismos de varo-valgo, cosa que no ocurre en el fémur distal. Esto probablemente explica en parte la rareza de esta fractura, comparada con las fracturas fisarias distales femorales.
La configuración de la epífisis proximal de la tibia y del peroné hace que, en estas fracturas, el fragmento epifisario se desplace más frecuentemente a anterior y externo con desplazamiento posterior e interno del metafisario.
La arteria poplítea discurre posteriormente muy próxima a la metáfisis proximal tibial quedando protegida del hueso por el músculo poplíteo (Fig. 10). Sin embargo, está anclada distalmente por la arcada del sóleo y su rama anterior (arteria tibial anterior) que penetra hacia el espacio interóseo. Esto genera una escasa distensibilidad de la arteria poplítea a ese nivel lo que la hace especialmente susceptible a lesionarse ante un desplazamiento posterior marcado de la metáfisis tibial proximal.
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