El pronóstico de las fracturas fisarias, en
lo que respecta a trastornos futuros de su
función depende de una serie de factores
entre los que podríamos destacar:
1. Tipo de fractura. El futuro más sombrío
corresponde a las fracturas tipo
III y IV.
2. Crecimiento remanente. A menor
edad en el momento de la fractura, mayor crecimiento remanente y, por
tanto, mayores las potenciales consecuencias
del cese de crecimiento.
3. Riego sanguíneo epifisario. Si el riego
sanguíneo epifisario queda interrumpido,
como consecuencia de la
misma, la isquemia consecuente de
las células germinales de la fisis afecta
puede conducir a graves trastornos
del crecimiento (ej. fracturas de
tipo I de la fisis femoral proximal
(41).
4. Severidad de la lesión (velocidad y
fuerza). Los traumatismos llamados
de «alta energía» son, siempre, de
peor pronóstico.
Este es quizá el factor pronóstico más
determinante.
5. Integridad de la piel. Las fracturas
fisarias abiertas, son de por sí de mal
pronóstico.
Además de estos factores que podríamos
denominar «no modificables», hay otros
sobre los que sí podemos actuar y que tienen
que ver directamente con su tratamiento.
1. Reducción anatómica de los fragmentos.
Crucial en las fracturas tipo
III y IV.
2. Corrección en la selección y el uso
del material de osteossíntesis.
Puentes óseos fisarios.
Diagnóstico y
clasificación.
La radiología convencional es siempre el
método diagnóstico por el que debe
comenzar el estudio.Tras ello, en la mayoría
de los casos, estaremos en condiciones de
confirmar o descartar la existencia de un
puente óseo.
Para determinar la localización y extensión
exactas del puente, la tomografía lineal
y elipsoidal puede ser de utilidad.
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