Anatomia Patológica
En las fracturas del cartílago de crecimiento,
el plano de separación metafisoepifisario
es casi siempre el mismo: la línea
de transición entre la capa hipértrófica y de
calcificación provisional, es decir, la unión
entre el cartílago sin calcificar y el calcificado.
Parece ser que esta zona de transición
constituye, en el traumatismo, un plano de
acúmulo de tensiones que hace que el
«fallo» se produzca ahí con más facilidad
que en otros niveles. En esta separación, la
capa germinal fisaria permanece siempre
unida al hueso epifisario, lo cual es crucial a
la hora de entender la fisiopatología de esta
lesiones.
Aparte de la separación fisaria estricta,
en las fracturas fisarias existe la posibilidad
de que, en un punto determinado, dicho
trayecto fracturario pueda sufrir una inflexión
y, o bien dirigirse hacia la metáfisis, o
bien atravesar perpendicularmente la fisis y
seguir a través de la epífisis. En otras ocasiones,
la línea fracturaria transcurre a través
de la metáfisis, perpendicular a la fisis y
sigue en la epífisis.
Estas fracturas perpendiculares de la fisis
tienen una gran importancia, ya que a través
de ellas se puede poner en contacto la
circulación epifisaria con la metafisaria y,
como consecuencia, puede llegarse a formar
un puente óseo fisario, lo que constituye
la causa más importante de las alteraciones
locales del crecimiento tras las fracturas
fisarias.
Aunque es más discutido en ocasiones,
tras un traumatismo fisario, se puede producir
una lesión por compresión donde, en
vez de una línea fracturaria, se produce un
aplastamiento de la fisis que permite que,
por el mismo mecanismo mencionado más
arriba, se puedan generar también puentes
óseos a través de la fisis.
Clasificación
Aunque se han propuesto múltiples clasificaciones
la publicada por Salter y Harris
en 1963 ha sido la más difundida y es la que
utilizaremos en resto del capítulo.
Clasificación de Salter y Harris
Está en parte basada en la clasificación
preconizada 65 años antes por J. Poland y,
en ella, se distinguen cinco grandes grupos
(Fig. 1):
• Tipo I. Similar al grupo I de Poland y
consiste en una separación completa
epifiso-metafisaria, normalmente como
resultado de la aplicación de fuerzas de
avulsión o cizallamiento.
• Tipo II. Es el tipo más común de fractura
fisaria. Es muy parecido al tipo I
pero, en ésta, el trazo de fractura, después
de transcurrir a lo largo de la
mayor parte de la fisis se adentra en la
metáfisis, quedando por tanto un
pequeño fragmento de la misma,
generalmente triangular, unido a la
fisis y epífisis (signo de Thurston
Holland). Generalmente estas fracturas
se producen por la combinación de
fuerzas de flexión lateral (varo-valgo) y
cizallamiento.
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