La valoración de un niño con una fractura
supracondílea se debe hacer mediante
una historia clínica y exploración física
completas con la ayuda de, unas buenas
radiografías convencionales en proyección
AP y L que, si es posible, deben hacerse en
ambos codos. Los rasgos clínicos locales
más característicos son la inflamación (con
frecuencia severa) y la incapacidad funcional
del codo, con mayor o menor deformidad.
En este momento es crucial explorar y
consignar por escrito la situación vasculonerviosa
distal a la fractura para actuar en
consecuencia. Normalmente los Rayos X comparativos nos darán el diagnóstico siendo
extraordinaria la necesidad de apoyarnos
en artrografías o resonancia magnética para
afinar el diagnóstico. En este momento, y
también tras el tratamiento, conviene valorar
referencias radiológicas como el ángulo
húmero-capitelar (ángulo de Baumann), la
«lágrima» del húmero distal en proyección
lateral, la línea coronoides, o la situación de
la línea humeral anterior para interpretar
mejor los Rayos X (Diagrama 4). El ángulo
de Baumann normal, cuyo valor es de
(72º±4º) no varía significativamente con la
edad ni el sexo, es de mucha utilidad para
detectar, por ejemplo, un colapso en varo
en una fractura tipo I que parece sin desplazar
en absoluto así como para valorar
hasta que punto la reducción de una fractura
desplazada es o no correcta.
El tratamiento de las fracturas supracondíleas
viene determinado por varios factores:
clasificación, estabilidad y el estado de
las estructuras neurovasculares. Las opciones
terapéuticas que iremos analizando incluyen:
reducción cerrada y yeso, reducción
cerrada y fijación interna con agujas de
Kirschner y la reducción abierta casi siempre
asociada a la fijación interna. Haremos
también algunas consideraciones sobre la
utilidad de la tracción en estas lesiones.
Las fracturas de extensión tipo I se tratan,
en general, con yeso sin necesidad de
reducción (hasta 15º-20º de angulación
posterior son aceptables).
En lo referente a
los vendajes enyesados en las fracturas
supracondíleas de codo, es muy importante
no pasar de 90º ya que con una flexión
mayor, aunque la fractura es más estable, las
probabilidades de producirse isquemia y,
por tanto, síndromes compartimentales
(Volkmann) aumentan significativamente.
El seguimiento radiológico de las fracturas
tratadas con yeso durante las primeras
semanas es crucial, sobre todo de cara a
detectar posibles desplazamientos de los
fragmentos antes de la consolidación.
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