Como hemos mencionado, dentro del
tipo I hay casos que, aunque parecen sin
desplazar en absoluto, en realidad ocultan
un colapso de la columna medial del
húmero distal (desviación en varo) que
puede pasar desapercibido.
Se puede aceptar
desviación en varo de hasta 10º y es de
máxima importancia ser consciente de esta
posibilidad ya que de no detectar la desviación
de entrada el tratamiento no será el
adecuado.
En estos casos es obligada la
reducción cerrada bajo anestesia y generalmente
la fijación con dos agujas de
Kirschner ya que la tendencia a la recidiva
de la deformidad es alta. Esta es una de las
situaciones en que, para fijar la fractura,
somos partidarios de colocar dos agujas
cruzadas (medial y lateral) ya que dos agujas
solo del lado externo no nos dan plena
confianza en el mantenimiento de la reducción,
a pesar del riesgo (controlable) de
dañar el nervio cubital con la aguja medial.
Las fracturas de tipo II suelen evolucionar
bien con reducción cerrada bajo anestesia
general y vendaje enyesado.
No obstante,
sobre todo en los casos de fragmentos
rotados, se puede tener una sensación de
inestabilidad tras la reducción en cuyo caso
estaría indicada la fijación con agujas.
En
esta situación hay autores que prefieren dos agujas laterales más que cruzadas ya que, a
pesar de haberse recomendado la fijación
con agujas cruzadas durante años, las agujas
laterales paralelas o semiparalelas son biomecánicamente
aceptables y menos peligrosas
para la integridad del nervio cubital
No hay comentarios:
Publicar un comentario