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jueves, 11 de diciembre de 2014

Luxación del codo - II

El mecanismo lesional en las luxaciones posteriores consiste en caída sobre la mano en hiperextensión con el antebrazo supinado y el codo extendido o parcialmente flexionado. La rara luxación anterior puede estar producida por un golpe directo o caída sobre el olécranon. Por su parte, los desplazamientos mediales o laterales son consecuencia de un traumatismo directo, rotación violenta del antebrazo o caída sobre la mano. 
El diagnóstico clínico y radiológico no suele plantear dificultades, aunque en ocasiones se debe realizar diagnóstico diferencial con fractura supracondílea. Comparado con ésta última, la luxación de codo presenta menos inflamación, antebrazo acortado, no crepitación y pérdida de la triangularidad normal entre epicóndilos y vértice olecraniano. En las luxaciones posterolaterales se puede palpar la cabeza radial. En el examen radiográfico inicial siempre hay que buscar fracturas comúnmente asociadas con la luxación de codo: cuello o cabeza radial, apofisis coronoides y epitróclea (Fig. 16).
Antes de iniciar el tratamiento también es crucial haber valorado la asociación de posibles lesiones neurovasculares ya que esta información nos permite saber cuándo se ha producido la lesión y, en segundo lugar, a tomar una actitud terapéutica más adecuada. El tratamiento recomendado es la reducción cerrada bajo anestesia general y mantenimiento con yeso durante 2-3 semanas tratando de ser ortodoxo en la técnica a utilizar. 
En la luxación posterior, hay que aplicar dos tipos de fuerzas: la primera siguiendo el eje humeral aplicando distracción húmerocubital y la segunda a lo largo del eje de antebrazo produciendo un desplazamiento anterior del mismo con respecto a los cóndilos humerales. 
En las luxaciones posterolaterales el antebrazo se coloca en supinación y seguidamente se reduce el desplazamiento lateral en primer lugar seguido de la corrección del desplazamiento posterior. Una vez realizada la reducción de la luxación hay que valorar la adecuada reducción de los fragmentos de fractura en caso que existan fracturas asociadas. 
Hay que prestar especial atención al posible desplazamiento en caso de fractura epitroclear asociada (Fig. 17), ya que incluso se puede llegar a ver el fragmento epitroclear incarcerado en la articulación humerocubital. Puede estar indicado hacer reducción y fijación interna de la o las fracturas asociadas después de reducir la luxación cuyos diagnóstico y tratamiento precoces son cruciales ya que con el paso del tiempo su manejo es cada vez más difícil y arriesgado. 
Las complicaciones son raras. Quizá las más frecuentes y, sin duda las más severas junto con las vasculares, son las lesiones neurológicas que pueden producirse antes o durante el tratamiento. La lesión neurológica más frecuente (10% de las luxaciones de codo en niños), es la neuroapraxia del nervio cubital. El mediano también puede dañarse por atrapamiento, bien intraarticular o en el mismo foco de fractura de la epitróclea. Las lesiones del mediano, por sus características anatómicas, pueden dejar secuelas permanentes y necesitar reparación quirúrgica. 
Las lesiones vasculares están, en general, en relación con graves traumatismos en fracturas abiertas. Las rigideces, consistentes generalmente en un déficit de extensión de unos 10º-20º, son relativamente frecuentes. Otras complicaciones como la inestabilidad crónica de codo, miositis osificante, sinostosis radiocubital, etc. son más infrecuentes.

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