Sin lugar a dudas, el tratamiento de la piel es el de mayor importancia,
ya que de su cicatrización dependerá el pronóstico de la lesión y las
posibilidades de efectuar una adecuada restauración primaria o diferida
de las otras estructuras dañadas.
Una buena cubierta de piel será la mejor defensa contra la infección y/o
proliferación de tejido granulatorio con el edema consiguiente (fuente principal
de adherencias y fibrosis cicatricial). Elementos determinantes de rigidez articu-
lar residual.
Si no es posible afrontar la herida sin tensión, es preferible dejarla abierta,
evitando así la desvitalización y necrosis de sus bordes. Esto permitirá una
cicatrización rápida por segunda intención. Si la superficie cruenta es de mayor
magnitud, se cubrirá con injertos dennoepidénnicos finos (al cuarto día o quinto
dia).
Cuando hay exposición de articulaciones, huesos y tendones, deben ser
cubiertos primariamente por piel, mediante incisiones liberadoras, colgajos rotados
de vecindad o pediculados de distancia.
Las superficies cruentas que dejen estos
procedimientos, se cubrirán a su vez con injertos dermoepidérmicos.
Lesiones de tendones y nervios. La reparación inmediata de tendones flexo-
res de los dedos o extensores del pulgar y de los nervios está contraindicada. Se
aplica igual criterio para el resto de los extensores si las condiciones no son
favorables: lapso mayor de 8 a 10 horas entre accidente e intervención, herida
infectada o muy contaminada, material quirúrgico insuficiente, ambiente de es-
terilidad dudosa, cirujano inexperto en este campo.
No se recomienda dejar señalizados los cabos de nervios y tendones para su
ubicación posterior, por el riesgo de producir mayor daño a estas delicadas
estructuras, empeorando su pronóstico.
Fracturas y luxofracturas. El objetivo primario del tratamiento de una frac-
tura expuesta es obtener la cicatrización de las partes blandas sin infección. Si es
necesario estabilizar el esqueleto, se emplearán las agujas de Kirschner, comple-
mentadas con inmovilización externa.
Amputaciones. Si el accidente ha provocado una amputación, se procederá
a efectuar un prolijo aseo quirúrgico, y luego a tallar los colgajos y tratar los
elementos tendinosos, neurológicos y óseos. El cierre deberá obtenerse sin ten-
sión.
Si hay amputación neta del pulgar, amputaciones múltiples, o amputaciones
en un niño, se intentará un reimplante. Igualmente si la amputación es proximal
a las metacarpofalángicas. Los segmentos amputados serán siempre enviados al
hospital, secos en una bolsa plástica, la que se coloca dentro de otra con hielo.
En caso que se trate de dislaceraciones graves, con fracturas múltiples o
atriciones, la conducta se tomará según sea la edad, sexo y ocupación del acci-
dentado.
Si el pronóstico funcional de un dedo es dudoso, sólo se justifica mantenerlo
por razones estéticas y emocionales en una mujer. Si se trata de un trabajador
manual, prima la necesidad de recuperación funcional rápida del resto de la
mano.
En el deforramiento de un dedo por anillo (habitualmente dedo anular iz-
quierdo) se sigue igual criterio.
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