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miércoles, 9 de octubre de 2013

COMPLICACIONES DE LAS LESIONES FISARIAS - I

Fallo en el diagnóstico precoz 
El diagnóstico clínico y radiológico de las lesiones fisarias ha sido discutido anteriormente y merece la pena hacer énfasis con el fin de prevenir o evitar un fallo diagnóstico precoz. El fallo diagnóstico de las lesiones de tipo 1 es difícil de evitar en los niños que aún no tienen las epífisis calcificadas, por ejemplo, en un recién nacido al que se le ha provocado una fractura de la epífisis femoral proximal sin osificar. 
Al inicio, esta lesión es difícil de diferenciarla de una luxación congénita o traumática de la cadera del recién nacido, a menos que se realice una artrografía. En menos de una semana, sin embargo, puede aparecer una neoformación ósea perióstica a lo largo del cuello femoral que puede darnos la pista. 
Otro ejemplo es el desplazamiento epifisario del húmero distal no osificado en un niño. El error en diagnosticar una lesión de la placa epifisaria significa que el tratamiento adecuado se demora. Esto puede ser especialmente importante en las fracturas inestables tipo 4 del cóndilo externo del húmero, el cual sino se trata puede evolucionar hacia la pseudoartrosis. 
Un fallo en el reconocimiento de una lesión tipo 4 en rodilla o tobillo puede ocasionar una mala consolidación que origine un puente óseo fisario, por tanto, un cese prematuro del crecimiento de la placa epifisaria afecta.
Consolidación viciosa 
Cuando una lesión de los tipos 1 ó 2 han consolidado en una posición defectuosa, puede suceder una corrección espontánea de la deformidad si, como es habitual, la placa epifisaria continúa creciendo, el niño es joven y la deformidad está en el plano de movimiento de la articulación vecina, como sucede en una angulación posterior o anterior del fémur después de un desplazamiento epifisario del fémur distal. Si la deformidad espontáneamente no se corrige o es difícil que lo consiga, puede precisar una osteotomía correctora. Una consolidación viciosa de una lesión tipo 3 en el tobillo puede conducir a una artrosis, a menos que la incongruencia articular sea corregida quirúrgicamente. Una mala consolidación de una lesión tipo 4 de la tibia distal, por ejemplo, indefectiblemente tiende al cese prematuro del crecimiento. 
Pseudoartrosis 
La localización más frecuente de una pseudoartrosis tras una lesión de la placa epifisaria es la fractura del cóndilo externo del húmero, una complicación que origina complicaciones adicionales, como es la inestabilidad lateral del codo y eventualmente la parálisis tardía del nervio cubital. La fractura desplazada del cóndilo externo humeral representa una indicación absoluta para la reducción abierta y fijación interna para prevenir la consolidación viciosa o la pseudoartrosis.

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