El enfoque terapéutico de los puentes
óseos fisarios y los trastornos de crecimiento
consecuentes, varía sustancialmente
dependiendo de que el paciente haya llegado
o no a la madurez esquelética en el
momento del tratamiento.
• Paciente esqueléticamente inmaduros
(Algoritmo I).
La gran diferencia de este con el grupo
de pacientes maduros está en la existencia
de fisis abiertas, con mayor o menor función
remanente, por lo que, en determinados
casos, serán susceptibles de técnicas que
podíamos denominar de «cirugía fisaria».
La
posibilidad de que quede un crecimiento
remanente, hace que sea de gran importancia
en estos pacientes calcular la edad
esquelética para lo que el método más
usado es el de Greulich y Pyle. Para ver si
queda crecimiento remanente y para cuantificarlo
pueden utilizarse los métodos de
predicción de la dismetría al llegar a la
madurez, sobre todo, las gráficas de
Crecimiento Remanente de Anderson y
Green y la gráfica en Línea Recta de
Moseley.
El primer factor en que debemos fijarnos
ante un puente fisario en un paciente
inmaduro es la extensión del puente. Si el
puente ocupa menos de la mitad del total fisario y hay crecimiento remanente suficiente
(niñas hasta 11-12 años y niños hasta
13-14 años de edad esquelética), el tratamiento
de elección, en nuestra opinión, es
la técnica de resección-interposición descrita
por Langenskiöld en 1967. En esta
técnica se trata de resecar el puente y
mediante la interposición de grasa autóloga,
conseguir una regeneración fisaria que
impida la reproducción del puente y se
produzca el restablecimiento funcional del
cartílago de crecimiento (Fig.5).
Figura 5. Técnica de Langenskiöld. a) ) esquema de la intervención en tibia distal. b) Radiografía intraoperatoria mostrando
la fase de resección del puente mediante fresado con torno de precisión en fémur distal.
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