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jueves, 26 de septiembre de 2013

HIPERCRECIMIENTO POST-FRACTURA EN NIÑOS - I

Este fenómeno fue descrito por primera vez por Volkman en 1862 y, pocos años después, por Ollier quien pudo observar experimentalmente hipercrecimiento de entre 2 y 5 mm en huesos largos a los que realizaba una desperiostización. Desde entonces hay numerosos trabajos que han constatado la presencia de hipercrecimiento después de fracturas, sobre todo en los huesos largos, de las extremidades inferiores. 
El fenómeno del hipercrecimiento óseo es bien conocido y no limitado a las fracturas. También se observa en alteraciones vasculares congénitas (síndrome de Klippel- Trénaunay), inflamatorias (osteomielitis, artritis reumatoide juvenil) y neoplásicas (displasia fibrosa, neurofibromatosis). No existe acuerdo respecto a la causa de dicho fenómeno, existiendo una gran controversia sobre los factores implicados en la aparición y la magnitud de este fenómeno.
Se acepta que el hipercrecimiento tras fracturas en niños es debido a un proceso biológico de estimulación fisaria, resultado de la hiperemia que se produce en la vecindad del hueso fracturado durante la consolidación y el proceso de remodelación. Esta teoría fue propuesta por Ollier en 1867 y confirmada por Bisgard en 1936, señalando que el hipercrecimiento tenía lugar en placa fisaria y no a nivel del foco de fractura. Esto hizo que en dismetrías de miembros, se intentara provocar este fenómeno para corregirlas mediante algunas técnicas hoy obsoletas, tales como aplicación de calor, desperiostizaciones, implantación de material extraño cerca de la fisis o simpatectomías lumbares. 
Menos convincentes son las teorías que no consideran el hipercrecimiento postfractura como un fenómeno biológico, sino más bien un fenómeno compensatorio y que únicamente aparece cuando un hueso fracturado quedaba acortado, como consecuencia de la mala alineación en una fractura o bien como consecuencia de la liberación de un factor desconocido tras la fractura, que estimularía las mitosis tanto en las placas de crecimiento como en las células periósticas. No obstante algunos aspectos no están aclarados, como el escaso estímulo de crecimiento tras fracturas del antebrazo o la respuesta diferente observada en la tibia sana ipsilateral al fémur fracturado (estímulo, detención o ningún efecto de hipercrecimiento).
Figura 5. Hipercrecimiento de 2,5 cm., en un niño de 12 años de edad que tras sufir una fractura diafisaria de fémur derecho, dos años antes, se trató con una placa atornillada. Nótese además, la evidente desviación distal femoral en valgo. 

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