Existen numerosos factores involucrados
que han sido extensamente estudiados por muchos autores, con el fin de intentar
llegar a un criterio de reducción aceptable
tras fracturas en niños. Los factores serían la
edad y sexo del paciente, la localización de
la fractura y la posición de los fragmentos.
La edad del paciente es poco relevante para algunos autores, pero otros la consideran como factor decisivo y más la edad ósea que la cronológica. La tasa de hipercrecimiento parece ser mayor en niños entre los 4-5 años y 8-9 años. La influencia del sexo sólo tiene relevancia para algunos autores, quienes piensan que la placa de crecimiento del niño puberal responde con mayor intensidad a la hiperemia que la de la niña.
La edad del paciente es poco relevante para algunos autores, pero otros la consideran como factor decisivo y más la edad ósea que la cronológica. La tasa de hipercrecimiento parece ser mayor en niños entre los 4-5 años y 8-9 años. La influencia del sexo sólo tiene relevancia para algunos autores, quienes piensan que la placa de crecimiento del niño puberal responde con mayor intensidad a la hiperemia que la de la niña.
La localización de la fractura no parece
de gran importancia como factor en el
hipercrecimiento post-fractura.
No obstante, se ha observado que se
produce en mayor medida en fracturas del
miembro inferior, especialmente en el
fémur y, sobre todo en aquellas fracturas
diafisarias que cursan con gran desplazamiento
inicial.
El promedio de hipercrecimiento en fracturas de fémur no suele sobrepasar 1,5-2 cm y suele ser de mayor cuantía en aquellas tratadas quirúrgicamente (sobre todo con placas atornilladas), mientras que en la tibia suelen ser inferiores a 1 cm. En las fracturas del antebrazo es aún menor, y parece que se da en pocos casos.
El promedio de hipercrecimiento en fracturas de fémur no suele sobrepasar 1,5-2 cm y suele ser de mayor cuantía en aquellas tratadas quirúrgicamente (sobre todo con placas atornilladas), mientras que en la tibia suelen ser inferiores a 1 cm. En las fracturas del antebrazo es aún menor, y parece que se da en pocos casos.
La posición de los fragmentos después
de la reducción se ha considerado como
uno de los factores importantes. Dos posiciones
se han considerado generadoras de
estímulo de hipercrecimiento: el acabalgamiento
de los fragmentos, sobre todo, y la
angulación
El tipo de fractura también parece tener
influencia en el hipercrecimiento. Algunos
autores han observado que las fracturas
espiroideas y oblicuas largas parecen estimularlo,
aunque esto se relaciona más bien
con el mayor grado de angulación existente
cuando los trazos de fractura tenían estas
características.
La angulación de los fragmentos activa
el proceso de remodelación, no sólo a nivel
del foco de fractura consiguiendo suavizar
las deformidades angulares, sino también a
nivel fisario para realinear las placas fisarias
y epífisis hasta situarse perpendiculares a la
línea de carga transmitida desde la epífisis.
En estudios realizados en fracturas tibiales
que quedaban con angulación en varo o
valgo, se aprecia una tasa de hipercrecimiento
mayor que en las correctamente alineadas,
probablemente, porque la fase de
remodelación es más prolongada en en
aquellas.
El estímulo de crecimiento tras las fracturas
es limitado durante un cierto tiempo
y puede seguir diferentes patrones. Parece
detenerse alrededor de los 18 meses después
de la fractura, siendo máximo durante
los tres primeros meses y variando según el
hueso fracturado. En la mayoría de los casos
el estímulo de crecimiento sigue un patrón
en meseta mediante el cual, el ritmo de
hipercrecimiento se mantiene hasta un
máximo y luego se estabiliza.
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