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jueves, 19 de septiembre de 2013

Remodelación e hipercrecimiento en las fracturas infantiles

INTRODUCCIÓN La remodelación de fracturas mal consolidadas en niños es un hecho bien conocido. En efecto, es uno de los factores que contribuyen a la tendencia generalizada a utilizar en las fracturas de los niños métodos de tratamiento cerrados, al contrario de lo que sucede normalmente en los adultos. El proceso de la remodelación ósea, no se limita únicamente a los meses posteriores a las fracturas, sino que permanece activo durante toda la vida. 
Como resultado de este proceso de remodelación interno, el hueso tiene las dimensiones y estructura de un hueso sano y, al contrario, cuando aparece la enfermedad se alteran estos mecanismos fisiológicos, produciéndose fenómenos en el hueso que pueden alterar las dimensiones, la forma o ambas, en mayor o menor medida. Este proceso fisiológico que contribuye a la formación normal del hueso durante el período de crecimiento de una persona puede también llamarse proceso de modelamiento óseo 
Los mecanismos más conocidos que producen la remodelación ósea son el crecimiento longitudinal y el latitudinal. Los mecanismos de crecimiento longitudinal son controlados por el cartílago de crecimiento o fisis. Este crecimiento sería simétrico o asimétrico dependiendo de los factores que se discutirán posteriormente. 
En los mecanismos de crecimiento latitudinal el periostio y el endostio juegan papeles esenciales. Estos mecanismos son responsables de los fenómenos de reabsorción y aposición ósea, que son tan frecuentes en las fracturas metafisarias y diafisarias con deformidad angular residual o acabalgamiento de los fragmentos. Lógicamente, debido a que la mayor actividad de las estructuras previamente mencionadas se da durante la infancia, los procesos de remodelación son más acentuados antes de la madurez esquelética. El hecho de que los métodos de reducción cerrados sean utilizados más frecuentemente en niños aumenta el riesgo de consolidaciones defectuosas. 
Cuando se produce este hecho, los procesos de remodelación se activarán con el objetivo de restablecer el alineamiento óseo con respecto al eje de carga y restablecer las relaciones anatómicas en sus epífisis. Los procesos mejor estudiados, con relación a las fracturas mal unidas en los niños, han sido la corrección de deformidades angulares y, menos, la posible corrección ante deformidades rotacionales Otro de los fenómenos interesantes es el hipercrecimiento post-fractura en los niños que, aunque no puede estrictamente ser considerado un proceso de remodelación, está íntimamente relacionado con ellos.
Figura 1. Fractura diafisaria mal unida del fémur izquierdo en un niño de 7 años. Dos meses después del traumatismo la fractura consolidó con importante acortamiento y angulación de 23º en el plano sagital (a, b). A los 7 meses de la fractura tuvo lugar un proceso de remodelación muy activo y la deformidad angular a nivel del foco de fractura, así como el hueso «sobrante» había desaparecido casi completamente. (c, d).

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