La medición del hipercrecimiento es
también problemática. La mayoría de los
estudios asumen una idéntica longitud de los dos miembros previa a la fractura, pero
ha sido demostrado que en los diestros,
tanto el fémur como la tibia izquierdas, son
ligeramente más largos que su homólogo
contralateral, siendo la diferencia encontrada
de algo más de 1 milímetro en total. De
esta manera el hipercrecimiento sería mayor
si la fractura se produce en el miembro
dominante.
El hipercrecimiento de un segmento
óseo tras una fractura tiende a manetenerse
durante el resto del crecimiento del niño y,
por tanto, seguir durante la madurez.
No obstante, es importante recalcar que
el hipercrecimiento con el tratamiento
conservador suele ser de poca entidad y
poco predecible en las extremidades inferiores
y aun menos en las superiores.
La mayoría de los hipercrecimientos significativos
se aprecian tras tratamiento quirúrgico
de la fractura y, sobre todo, tras
aquellos tratamientos que requieren invasión
del foco del fractura (placas, clavos
intramedulares, etc.) (Fig. 5).
Nuestra recomendación,
por tanto, es tratar de conseguir
una reducción anatómica de los fragmentos
y mantenerlos con métodos o bien conservadores
o quirúrgicos tratando de ser lo
menos agresivo posible.
Con las fracturas diafisarias de húmero y
antebrazo, no son necesarias precauciones
respecto al hipercrecimiento, ya que es
mucho menor y además una diferencia de
algunos milímetros entre ambas extremidades
superiores, no ocasionan problema clínico
alguno.
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