Son lesiones típicas del SNM cuando
son de localización posterior, múltiples y
cuando su aspecto sugiere que se han producido
en fechas distintas. Son la consecuencia
de una fuerza de compresión sobre
la frágil pared torácica infantil. Estas lesiones
deben de ser diagnosticadas de forma
sistemática, dado que constituyen una
prueba de malos tratos. En estos casos el
tórax y el cráneo pueden ser lesionados de
forma simultánea. Sin embargo, las fracturas
costales no son fácilmente diagnosticadas
mediante radiología simple, y la gammagrafía
puede ser muy útil en estos casos.
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jueves, 31 de octubre de 2013
miércoles, 30 de octubre de 2013
Sindrome del niño maltratado - FRACTURAS DE LA COLUMNA
Figura 3. Mecanismo de lesión torácica y craneal en un | niño maltratado. Tomado de Rockwood, 1996. |
Pueden pasar desapercibidas a menos
que la radiología sea valorada detenidamente.
El tipo de fractura vertebral más frecuente
es el de fractura-aplastamiento
como resultado de un violento movimiento
de flexión del tronco. Habitualmente se
localizan en las áreas de mayor movilidad de la columna: cervical, cérvico-torácica (Fig.
3) y tóraco-lumbar. Han sido publicadas
localizaciones menos frecuentes, como el
pedículo de C2 o luxación C1-C2 en uno
de nuestros casos. Debemos insistir en que
las fracturas fisarias tipo I de Salter y Harris
de la columna infantil no se pueden reconocer
en una radiografía simple de columna
cuando no está desplazada, por lo que la
RM está indicada en estos casos.
Sindrome del niño maltratado - FRACTURAS DE CRÁNEO
Las incidencia de fracturas de cráneo es
entre 14 y 20% en estas series. En ocasiones,
el ensanchamiento de las líneas de
sutura craneales sugieren un hematoma
subdural (Fig. 2c). La mejor exploración
complementaria inicial para detectar lesiones
cerebrales es la TC, mejor que la RM.
martes, 29 de octubre de 2013
Sindrome del niño maltratado - FRACTURAS DE LAS EXTREMIDADES
Como se ha mencionado previamente,
las fracturas diafisarias son más frecuentes.
Algunos cambios radiográficos son típicos:
a)Esquina metafisaria, en ocasiones asociada
a la impactación de la diáfisis en
la metáfisis, que aparece expandida;
existe una intensa osificación perióstica
asociada.
b)Irregularidad de la metáfisis, cuyos
límites se desdibujan.
c)Osificación perióstica intensa en
torno a la diáfisis, debido a un gran
hematoma subperióstico (Fig. 2a).
d)Consolidación viciosa en rotación o
angulación, debido a fracturas que no
han sido tratadas.
e)Signos compatibles con deficiencia de
vitamina C o D y retraso en la maduración
de las epífisis.
lunes, 28 de octubre de 2013
Sindrome del niño maltratado - TIPOS DE LESIONES - gráficas
Figura 2. Lesiones óseas. a) Grandes calcificaciones que evocan una carencia vitamínica. b) Lesiones diafisarias y fisarias
muy típicas en el mismo niño. c) Fracturas craneales con ensanchamiento de las suturas. d) Fracturas costales.
domingo, 27 de octubre de 2013
Sindrome del niño maltratado - TIPOS DE LESIONES Part 2
B. Las lesiones esqueléticas son las más
típicas y frecuentes. Las fracturas fisarias
(FF) (Fig. 2), presentes en la mayoría de los
casos, sugieren el diagnóstico de síndrome
del niño maltratado (SNM).
Tres cuartas partes de los niños con sospecha
de haber sufrido malos tratos, valorados
en el Hospital de Niños Enfermos de
París presentaban al menos una lesión
esquelética; 30 pacientes tenían 102 fracturas
fisarias, lo que supone una media de 2,9
lesiones esqueléticas por niño (intervalo 1-
17).
En la serie de King y cols. se diagnosticaron
429 fracturas en 189 niños (media
2,4). Es interesante reseñar la localización de estas lesiones (Tabla 3), dado que algunas
de ellas son típicas del SNM.
En todas las series, las fracturas de húmero,
fémur y tibia son las más frecuentes.
Por
el contrario, menos frecuentes son las fracturas
costales, y sin embargo son citadas
como lesiones típicas del niño maltratado.
Las fracturas diafisarias son más frecuentes
que las metafisarias o fisarias, en contra de lo
publicado en algunos trabajos, que resaltan
la frecuencia de estas últimas lesiones. Sin
embargo, hay características de las lesiones
esqueléticas que pueden sugerir SNM: se
asocian con frecuencia a lesiones cutáneas,
son múltiples y típicamente afectan a huesos
largos, costillas, clavícula y cráneo.
sábado, 26 de octubre de 2013
Sindrome del niño maltratado - TIPOS DE LESIONES Part 1
A. Las lesiones cutáneas son a veces
poco severas aunque pueden alcanzar el ojo
(Fig. 1) y permiten realizar un diagnostico rápido en algunos casos.
Las marcas de hematomas y quemaduras reflejan el instrumento empleado para infligir la lesión: cuchillos, dientes, un cinturón o látigo, un tenedor, etc.Áreas lisas y calvas con mechones por repetidas lesiones son lesiones características.Marcas por quemaduras pueden estar presentes hasta en un 20% de niños con malos tratos, tanto eléctricas como térmicas (cigarrillos), y a veces ocultas en áreas cubiertas por ropa.
Las quemaduras por inmersión en agua caliente se localizan en zonas en las que el niño no puede protegerse (glúteos, pies) y no afecta a las zonas que pueden protegerse mediante una triple flexión de los miembros inferiores (región inguinal, hueco poplíteo).
Esta distribución de las zonas escaldadas es muy típica. Marcas cutáneas en nalgas, espalda o próximas a los genitales deben hacernos sospechar de abuso sexual adicional (Tabla 2).
Las marcas de hematomas y quemaduras reflejan el instrumento empleado para infligir la lesión: cuchillos, dientes, un cinturón o látigo, un tenedor, etc.Áreas lisas y calvas con mechones por repetidas lesiones son lesiones características.Marcas por quemaduras pueden estar presentes hasta en un 20% de niños con malos tratos, tanto eléctricas como térmicas (cigarrillos), y a veces ocultas en áreas cubiertas por ropa.
Las quemaduras por inmersión en agua caliente se localizan en zonas en las que el niño no puede protegerse (glúteos, pies) y no afecta a las zonas que pueden protegerse mediante una triple flexión de los miembros inferiores (región inguinal, hueco poplíteo).
Esta distribución de las zonas escaldadas es muy típica. Marcas cutáneas en nalgas, espalda o próximas a los genitales deben hacernos sospechar de abuso sexual adicional (Tabla 2).
viernes, 25 de octubre de 2013
Sindrome del niño maltratado - POBLACIÓN DE RIESGO
Las condiciones sociales son cruciales.
Los niños que viven con padres separados
son víctimas más frecuentemente de malos
tratos que los que viven en familias estables.
La miseria, el desempleo, abuso de drogas y
el alcoholismo aumentan el riesgo (Tabla
1). También es conocido que padres que
maltratan a sus hijos, en su infancia también
fueron maltratados ellos mismos. Uno no
debería olvidar la frecuencia con la que
estos niños son erróneamente tratados de
sus lesiones sin otro cuidado, en vez de darles
protección en sus propias casas o en instituciones
de acogida a menores.
jueves, 24 de octubre de 2013
Sindrome del niño maltratado - GENERALIDADES - Gráficas
Figura 1. Lesiones cutáneas. a) Magulladuras y marcas
de estrangulación. b) Hematoma peri-orbitario. c)
Tirones de pelos.
Sindrome del niño maltratado - GENERALIDADES
El primer trabajo publicado sobre los
malos tratos probablemente corresponda al
médico forense Ambroise Tardieu en 1860,
pero su publicación fue completamente
ignorada durante un siglo. Caffey en 1946
presentó algunos casos de fracturas de
miembros asociadas a hematoma subdural
supuestamente como resultado de mal
trato.
Silverman describió los típicos cambios
radiológicos de las lesiones esqueléticas
en 1953 y dio su nombre a este síndrome.
En 1962, Kempe asoció estas lesiones
esqueléticas con otras formas de trauma y
lo llamó «Síndrome del niño apaleado o
maltratado». Posteriormente, se han publicado
muchos estudios acerca de este síndrome
que se ha convertido en una plaga
terrorífica en países desarrollados.
La incidencia
de malos tratos en USA es muy alta,
afectando a 4,9 niños por 1.000 de los cuales
1/1.000 morirán; desde 1980 a 1986 los
malos tratos se incrementaron un 66%. En
Francia y Alemania, en número de muertos
por malos tratos es de aproximadamente
600-1.000 por año y su frecuencia se va
incrementando cada año. El ortopeda
infantil trata, generalmente, el 30-40% de
los casos; por lo que su responsabilidad en
reconocer los casos es crucial, ya que un
25% de estos niños no son detectados en la
primera consulta y serán nuevamente maltratados
muriendo el 5% de ellos.
Esto
remarca lo importante que es el educar a
todos los profesionales que se encuentran
en primera línea en las áreas de urgencias,
especialistas de urgencias, pediatras, ortopedas
los cuales deben detectar un niño maltratado
entre todos los niños que ven a diario.
Los perpetradores de abusos pueden ser
padres, padrastros, hermanos mayores, canguros, y, en general, cualquier persona que
esté al cuidado de un niño.
Estos malos tratos
en teoría no solamente incluyen el maltrato
físico, sexual o emocional, sino que
también la simple negligencia también
debe considerarse. El maltrato físico abarca
un espectro de lesiones que van desde el
tortazo al mordisco además de la tortura
intencional y el asesinato.
Sindrome del niño maltratado
Cualquier ortopeda infantil debe saber
cómo reconocer los malos tratos, sean
intencionados o no, entre todos los niños
que se ven a diario en las áreas de urgencias
de un hospital.También debe saber reconocer
y distinguir las anomalías esqueléticas
que aparecen en enfermedades generales de
las lesiones tardías como consecuencia de
malos tratos. El ortopeda debe tomar las
medidas necesarias de acuerdo con la legislación
vigente de su país para evitar cualquier
reincidencia de malos tratos.
jueves, 17 de octubre de 2013
Secuelas de las fracturas fisarias - BIBLIOGRAFÍA
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MEDICINA 1993; 4. Supl 2: 231-8.
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Pamplona: EUNSA, 1986; 14-7.
miércoles, 16 de octubre de 2013
TRATAMIENTO DE LOS CIERRES PREMATUROS FISARIOS - III
En los casos en que un puente óseo
pequeño, generalmente central, ha producido
un acortamiento sin deformidad angular
y no hay apenas crecimiento remanente, la
distracción fisaria es difícil de aplicar por la
deformidad en tienda de campaña que se
suele crear, por lo que es recomendable la
utilización de elongación mediante osteotomía
percutánea para conseguir la corrección
de la dismetría.
El segundo gran grupo de pacientes, dentro de los esqueléticamente inmaduros, es el de aquellos que presentan un puente óseo de un tamaño superior al 50% del total fisario. En estos pacien tes, lo más frecuente es que se haya producido un acortamiento simple o un trastorno mixto (acortamiento y deformidad angular), siendo las deformidades angulares simples excepcionales. En el caso de los trastornos mixtos, sobre todo si hay todavía un crecimiento remanente significativo, el primer paso es completar la epifisiodesis para detener la progresión de la deformidad, preferiblemente mediante técnicas percutáneas dado que son las menos agresivas.
De esta manera quedará una deformidad estable y un acortamiento progresivo que, en nuestra opinión se deberá tratar mediante técnicas de elongación-corrección con osteotomía percutánea. Si, tras hacer una estimación de la historia natural de la dismetría, según las tablas de predicción, ésta fuera a ser menor de 10 cm lo habitual es que con sólo la elongación-corrección fuera suficiente. Si, por el contrario, la dismetría fuera a ser mayor de 10 cm, deberíamos pensar ya en la necesidad de asociar al tratamiento mencionado, una técnica de bloqueo de crecimiento contralateral mediante grapado o epifisiodesis, abierta o percutánea, o, si ya no hubiera crecimiento remanente, un acortamiento extemporáneo contralateral. En los casos en los que un puente óseo masivo solo haya producido un acortamiento progresivo del hueso lesionado, el tratamiento dependerá, sobre todo de la magnitud estimada de la dismetría al llegar a la madurez sin tratamiento.
Si la dismetría se estima entre 5 y 10 cm, lo ideal es realizar una elongación mediante osteotomía percutánea, pero si va a ser mayor de 10 cm es muy posible que solo con la elongación no sea suficiente y haya que asociar una técnica de bloqueo fisario o acortamiento contralateral según el crecimiento remanente del paciente. Si, por fin, la dismetría calculada fuera a ser menor de 5 cm, valoraríamos un bloqueo contralateral si hubiera crecimiento remanente suficiente o un acortamiento extemporáneo contralateral si no lo hubiera. En estos casos también hay que valorar la estatura final calculada del paciente ya que si es baja podría estar indicada la elongación ósea, aunque sea de poca magnitud, antes que las técnicas de acortamiento o bloqueo.
Figura 6. Puente óseo fisario extenso y consecuente deformidad en varo y acortamiento de tibia proximal izquierda.
a) Preoperatorio. b) postoperatorio inmediato. c) veinte días de postoperatorio. Corrección de la deformidad angular.
d) alargamiento de 2,5 cm hasta compensar la dismetría. e) 10 meses postperatorio. Se mantiene la corrección angular
y el alargamiento conseguidos inicialmente. Nótese la ausencia de osteotomías sobre el peroné ipsilateral.
El segundo gran grupo de pacientes, dentro de los esqueléticamente inmaduros, es el de aquellos que presentan un puente óseo de un tamaño superior al 50% del total fisario. En estos pacien tes, lo más frecuente es que se haya producido un acortamiento simple o un trastorno mixto (acortamiento y deformidad angular), siendo las deformidades angulares simples excepcionales. En el caso de los trastornos mixtos, sobre todo si hay todavía un crecimiento remanente significativo, el primer paso es completar la epifisiodesis para detener la progresión de la deformidad, preferiblemente mediante técnicas percutáneas dado que son las menos agresivas.
De esta manera quedará una deformidad estable y un acortamiento progresivo que, en nuestra opinión se deberá tratar mediante técnicas de elongación-corrección con osteotomía percutánea. Si, tras hacer una estimación de la historia natural de la dismetría, según las tablas de predicción, ésta fuera a ser menor de 10 cm lo habitual es que con sólo la elongación-corrección fuera suficiente. Si, por el contrario, la dismetría fuera a ser mayor de 10 cm, deberíamos pensar ya en la necesidad de asociar al tratamiento mencionado, una técnica de bloqueo de crecimiento contralateral mediante grapado o epifisiodesis, abierta o percutánea, o, si ya no hubiera crecimiento remanente, un acortamiento extemporáneo contralateral. En los casos en los que un puente óseo masivo solo haya producido un acortamiento progresivo del hueso lesionado, el tratamiento dependerá, sobre todo de la magnitud estimada de la dismetría al llegar a la madurez sin tratamiento.
Si la dismetría se estima entre 5 y 10 cm, lo ideal es realizar una elongación mediante osteotomía percutánea, pero si va a ser mayor de 10 cm es muy posible que solo con la elongación no sea suficiente y haya que asociar una técnica de bloqueo fisario o acortamiento contralateral según el crecimiento remanente del paciente. Si, por fin, la dismetría calculada fuera a ser menor de 5 cm, valoraríamos un bloqueo contralateral si hubiera crecimiento remanente suficiente o un acortamiento extemporáneo contralateral si no lo hubiera. En estos casos también hay que valorar la estatura final calculada del paciente ya que si es baja podría estar indicada la elongación ósea, aunque sea de poca magnitud, antes que las técnicas de acortamiento o bloqueo.
TRATAMIENTO DE LOS CIERRES PREMATUROS FISARIOS - II
Nosotros pensamos que la eficacia del
método más bien reside en conseguir la norecidiva
del puente por el material interpuesto,
que en una verdadera capacidad
regenerativa de la fisis.
Diferentes autores han recomendado
otras sustancias como material de interposición
de los que podríamos destacar la silicona
y el cemento acrílico de baja liberación
térmica.
Dependiendo de que la
corrección final sea completa o no, pueden
asociarse técnicas de distracción fisaria, si la
fisis está abierta, o técnicas de elongacióncorrección
mediante osteotomía percutánea,
si está ya completamente cerrada. Con
puentes óseos menores del 50% del total
fisario y mínimo, o nulo, crecimiento remanente,
la distracción fisaria se ha mostrado
de gran efectividad en el tratamiento de
acortamientos/deformidades.
Hemos observado que la distracción
fisaria sola es capaz de producir la disrupción
del puente permitiendo así la elongación
y/o corrección del hueso dañado.Pero
este tratamiento realizado en adolescentes
da lugar frecuentemente al cierre total de la
fisis intervenida, por lo que recomendamos
su uso sólo en niños cercanos a la madurez
esquelética (Fig 6).
Nosotros, al igual que otros autores,
hemos observado que la interposición de
grasa autóloga tras la distracción podría evitar
la recidiva del puente que, por otro lado,
es constante con la distracción fisaria sola
en casos de puentes fisarios.
Estas técnicas de distracción-interposición serían de utilidad en los casos de niños muy jóvenes, pero nosotros no lo recomendamos porque, por un lado, no es fácil técnicamente y, por otro, se pueden dar cierres totales prematuros, como hemos observado en adolescentes. En estos casos de niños todavía muy inmaduros preferimos, como ya hemos mencionado, utilizar de entrada la técnica de Langenskiöld.
Algoritmo I. Tratamiento de los trastornos del crecimiento producidos por puentes óseos fisarios en pacientes inmaduros.
CR, crecimiento remanente; Suficiente (+) o insuficiente (-) según las tablas de Anderson y Green; OP, osteotomía
percutánea.
Estas técnicas de distracción-interposición serían de utilidad en los casos de niños muy jóvenes, pero nosotros no lo recomendamos porque, por un lado, no es fácil técnicamente y, por otro, se pueden dar cierres totales prematuros, como hemos observado en adolescentes. En estos casos de niños todavía muy inmaduros preferimos, como ya hemos mencionado, utilizar de entrada la técnica de Langenskiöld.
martes, 15 de octubre de 2013
TRATAMIENTO DE LOS CIERRES PREMATUROS FISARIOS - I
El enfoque terapéutico de los puentes
óseos fisarios y los trastornos de crecimiento
consecuentes, varía sustancialmente
dependiendo de que el paciente haya llegado
o no a la madurez esquelética en el
momento del tratamiento.
• Paciente esqueléticamente inmaduros
(Algoritmo I).
La gran diferencia de este con el grupo
de pacientes maduros está en la existencia
de fisis abiertas, con mayor o menor función
remanente, por lo que, en determinados
casos, serán susceptibles de técnicas que
podíamos denominar de «cirugía fisaria».
La
posibilidad de que quede un crecimiento
remanente, hace que sea de gran importancia
en estos pacientes calcular la edad
esquelética para lo que el método más
usado es el de Greulich y Pyle. Para ver si
queda crecimiento remanente y para cuantificarlo
pueden utilizarse los métodos de
predicción de la dismetría al llegar a la
madurez, sobre todo, las gráficas de
Crecimiento Remanente de Anderson y
Green y la gráfica en Línea Recta de
Moseley.
El primer factor en que debemos fijarnos
ante un puente fisario en un paciente
inmaduro es la extensión del puente. Si el
puente ocupa menos de la mitad del total fisario y hay crecimiento remanente suficiente
(niñas hasta 11-12 años y niños hasta
13-14 años de edad esquelética), el tratamiento
de elección, en nuestra opinión, es
la técnica de resección-interposición descrita
por Langenskiöld en 1967. En esta
técnica se trata de resecar el puente y
mediante la interposición de grasa autóloga,
conseguir una regeneración fisaria que
impida la reproducción del puente y se
produzca el restablecimiento funcional del
cartílago de crecimiento (Fig.5).
Figura 5. Técnica de Langenskiöld. a) ) esquema de la intervención en tibia distal. b) Radiografía intraoperatoria mostrando
la fase de resección del puente mediante fresado con torno de precisión en fémur distal.
lunes, 14 de octubre de 2013
TIPOS DE CIERRES FISARIOS PREMATUROS
En primer lugar, dependiendo de la
extensión, los puentes óseos fisarios pueden
ser divididos en dos grandes grupos: totales
y parciales. (Fig. 4)
Los cierres fisarios prematuros totales
tienden a producir fundamentalmente un
acortamiento del segmento óseo afecto
mientras que los parciales suelen conducir a
trastornos del crecimiento más complejos.
Los cierres fisarios parciales pueden clasificarse,
según su localización, en periféricos,
centrales y lineares.
Los puentes óseos periféricos suelen
producir deformidades angulares más o
menos marcadas, muy frecuentemente asociadas
a acortamiento del hueso afecto. En
el caso de lesionarse la zona de Ranvier
puede afectarse también el crecimiento
latitudinal.
Los puentes centrales tienden sobre
todo a producir acortamiento y una deformidad
característica epifisaria en «tienda de
campaña» (ver Fig.10 -izda- del capítulo
anterior). Si el puente no está localizado
exactamente en el centro del cartílago de crecimiento, también es muy posible que al
acortamiento se asocie una deformidad
angular.
El cierre parcial lineal, es en realidad una
combinación de los dos anteriores, dando
lugar a deformidades angulares y acortamientos
asociados.
Figura 4. a) Cierre completo fisario 4 años despues de fractura de alta energía tipo I. b) Fractura tipo II de fémur distal
con cierre parcial a los tres años de evolución, causando deformidad en flexo antecurvatum de fémur.
domingo, 13 de octubre de 2013
DIAGNÓSTICO DE LOS PUENTES ÓSEOS FISARIOS - Gráfica ejemplos
Figura 3.
a) Tibia vara en niño de 13 años, 12 meses despues
de grave traumatismo en rodilla izda.
b) Imagen radiológica
apreciándose claramente la deformidad tibial proximal (VR
22º).
c) La Resonancia Magnética fue de gran ayuda en
detectar la localización y tamaño del puente óseo causante
de la deformidad (flechas).
DIAGNÓSTICO DE LOS PUENTES ÓSEOS FISARIOS
La radiología convencional es siempre el
método diagnóstico por el que debe
comenzar el estudio.Tras ello, en la mayoría
de los casos, estaremos en condiciones de
confirmar o descartar la existencia de un
puente óseo.
La localización y extensión exactas del
puente óseo fisario, no suelen ser fáciles de
determinar con exactitud por medio de
unas radiografías simples y, sin embargo, son
datos de máxima importancia para saber si
el puente es fácil de resecar o no y cual
podría ser el abordaje quirúrgico más
correcto. Para este fin la tomografía lineal, ealizando cortes de 0,5 a 1cm en proyecciones
lateral y antero-posterior, puede ser
de mucha utilidad.
El estudio de un cierre fisario prematuro
mediante gammagrafía isotópica ósea
mostrará, una vez establecido y estabilizado
el puente, una captación reducida o nula
del isótopo (Tecnecio-99) en la zona
correspondiente a dicho puente en comparación
con la zona de cartílago normal.
La Tomografía Axial Computarizada no
ha gozado, en el estudio de los puentes
óseos fisarios, de la difusión que ha tenido
en otros campos de la Medicina. Sus ventajas
en cuanto a la sencillez y seguridad en la
determinación de la localización y tamaño
del puente son claras en los cartílagos de
crecimiento planos pero, el gran inconveniente,
es su uso en el estudio de fisis
redundantes, como en el fémur distal, en
donde incluso la sola detección del puente
puede llegar a ser problemática.
Las primeras publicaciones sobre la RM
aplicada al estudio del cartílago de crecimiento
datan de unos 15 años atrás. Su gran
ventaja en el estudio de los puentes óseos
fisarios estriba en la excelente información
sobre el tamaño, forma y localización de los
puentes con vistas a su posible resección
quirúrgica (Fig.3). Incluso, utilizando sofisticados
programas informáticos se pueden
llegar a realizar reconstrucciones tridimensionales
de gran ayuda, sobre todo, en la
planificación terapéutica.
Por otro lado, las
desventajas más importantes son la lentitud
de la prueba y la consecuente necesidad de sedar a los pacientes más jóvenes así como
el coste económico de cada exploración
que sigue siendo alto.
Parece ser el método diagnóstico más
útil y en nuestra opinión desde un punto de
vista estrictamente técnico, el más recomendable
de los que actualmente disponemos
para el estudio de los puentes óseos
fisarios.
sábado, 12 de octubre de 2013
FACTORES PRONÓSTICOS EN LAS FRACTURAS FISARIAS - II
Además de estos factores que podríamos
denominar «no modificables», hay otros
sobre los que sí podemos actuar y que tienen
que ver directamente con su tratamiento.
1.Reducción anatómica de los fragmentos.
Esto tiene mayor importancia, como
ha sido ya apuntado, en las fracturas
tipo III y IV.
2.Corrección en la osteosíntesis. Cuando
está indicado, la fijación interna de los
fragmentos fracturarios, ha de hacerse
con cuidado de no producir más
lesiones de las que ya existen.
Figura 2. (a y b) Imágenes
radiológicas anteroposteriores y
laterales de fractura tipo II de
fémur distal de Salter y Harris.
c) Evolución a los dos años,
con parada prematura completa
del crecimiento de la fisis
distal, generando acortamiento
y deformidad en valgo.
FACTORES PRONÓSTICOS EN LAS FRACTURAS FISARIAS - I
El pronóstico de las fracturas fisarias, en
lo que respecta a trastornos futuros de su
función depende de una serie de factores
entre los que podríamos destacar:
1.Tipo de fractura. Como ha sido apuntado
anteriormente, el futuro más
sombrío corresponde a las fracturas
tipo III y IV de Salter y Harris y al
tipo VI de Peterson (fracturas abiertas
con pérdida se sustancia fisaria). En
este último la incidencia de puentes
óseos fisarios es prácticamente del
100%.
En este punto debe señalarse que también
las fracturas de mejor pronóstico «a
priori», como son las fracturas tipos I y II de
Salter-Harris, sobre todo cuando se producen
en regiones como la rodilla, pueden
conducir a trastornos permanentes del crecimiento
(Fig. 2).
2.Crecimiento remanente. Obviamente, a
menor edad esquelética en el momento
de la fractura, mayor crecimiento
remanente y, por tanto, mayores serán
las consecuencias del cese de crecimiento,
si éste se produce.
3.Riego sanguíneo epifisario.
Independientemente del tipo de fractura,
si el riego sanguíneo epifisario
queda interrumpido, como consecuencia
de la misma, la isquemia
consecuente de las células germinales
de la fisis afecta puede conducir a
graves trastornos del crecimiento.
4.Severidad de la lesión (velocidad y fuerza).
Los traumatismos llamados de «alta energía» son siempre de peor
pronóstico.
5.Integridad de la piel. Las fracturas fisarias
abiertas, entre las que se encuentran
las de tipo VI de Peterson, son de
por sí de mal pronóstico. Este puede
empeorar si a esto añadimos una
infección, cuyo riesgo en estas fracturas
no es en absoluto desdeñable.
Figura 1. Modelo experimental en fémur distal ovino. a) Una fractura transfisaria tipo IV insuficientemente reducida provoca una comunicación metáfiso-epifisaria a nivel de la fractura, (flecha curva). b) Esto facilita, en unas semanas, la producción de un puente óseo transfisario (*) con los consiguientes trastornos del crecimiento.
viernes, 11 de octubre de 2013
Secuelas de las fracturas fisarias
INTRODUCCIÓN
Las secuelas más relevantes de las fracturas
fisarias, son:
• Incongruencia articular y, en consecuencia,
artrosis.
• No-unión de los fragmentos fracturarios.
• Trastornos del crecimiento.
De ellas, en este capítulo, solo vamos a
fijarnos en los trastornos del crecimiento ya
que constituyen la única secuela específica
de las lesiones fisarias.
Las dos primeras pueden darse también
como consecuencia de otro tipo de fracturas,
no sólo las fisarias.
La secuela más habitual, frecuente y
funcionalmente importante de una fractura
fisaria y excepcionalmente extrafisaria,
es un bloqueo del crecimiento de la fisis
afecta, bien parcial o total, debido a la aparición
de un cierre prematuro fisario
(puente óseo o epifisiodesis). Su causa más
probable es la comunicación epifiso-metafisaria
al nivel de la fractura y, su consecuencia,
el acortamiento y/o la deformidad
angular del segmento óseo afecto (Fig.1).
Los puentes óseos fisarios pueden también
dar lugar a las deformidades epifisarias, aunque
más infrecuentes.
En cierto tipo de fracturas, no estrictamente
fisarias, puede llegan a producirse,
por el contrario, un estímulo del cartílago
de crecimiento más próximo a la fractura.
Este fenómeno de hipercrecimiento es más
frecuente en la extremidad inferior que en
la superior y su mecanismo de producción
es, por el momento, desconocido.
Un fenómeno particular atribuido al
efecto de estímulo (hipercrecimiento) que
tienen algunas fracturas sobre el cartílago
de crecimiento, es la deformidad en valgo
de la tibia tras fractura metafisaria proximal
con, generalmente, mínimo desplazamiento.
En estos casos, la evolución suele ser
favorable sin tratamiento, pero en ocasiones
es necesario el uso de osteotomías.
jueves, 10 de octubre de 2013
Fracturas fisarias - BIBLIOGRAFÍA
1. Aitken AP, Magill HK. Fractures involving the distal epiphyseal cartilage. J Bone Joint Surg 1952;34-A:96-109.
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Cierre prematuro del crecimiento y tratamiento
Tras una lesión de la placa epifisaria, el
crecimiento local puede cesar de forma
inmediata o puede continuar a ritmo lento
durante un período variable hasta que se
detiene por completo; además, la alteración
del crecimiento puede afectar a la totalidad
de la placa o solamente a una parte de ella.
La deformidad resultante es progresiva hasta
que el paciente acabe su desarrollo. Por
tanto, la gravedad del problema clínico
depende de varios factores: la localización
de la lesión en la placa, la extensión de la
zona lesionada, y crecimiento residual
expectante de la placa epifisaria. Los principales
tipos de deformidad que pueden
desarrollarse son la angulación progresiva,
acortamiento progresivo o una combinación
de ambos (Fig. 10).
Para planificar el
tratamiento más efectivo en estos casos de
deformidades progresivas son necesarias
múltiples valoraciones.
El retardo o el cese del crecimiento de
una área de la placa epifisaria con continuidad
del crecimiento del resto de la placa
provoca una angulación gradual y progresiva.
Bajo estas circunstancias, el crecimiento de la porción sana de la placa eventualmente
se detiene y entonces, además de la angulación,
el acortamiento comienza a ser
patente.
Generalmente, el tratamiento de
elección es la realización de una osteotomía
de adición con el fin de preservar el potencial
crecimiento de la placa no lesionada y
ganar algo de longitud de la extremidad.A
menos que la totalidad de la placa epifisaria
haya cesado de crecer, la osteotomía debe
hipercorregir la deformidad para retrasar la
inevitable recurrencia. Cuando la deformidad
progresiva se presenta en un niño,
puede ser necesario repetir la osteotomía
más de una vez. El frenado epifisario
mediante grapado puede ayudar a corregir
una deformidad progresiva, pero sólo si el
área lesionada de la placa epifisaria está aún
en crecimiento.
Este método tiene el
inconveniente, sin embargo, de provocar,
además, acortamiento de la extremidad
afectada.
La escisión de un puente óseo postraumático
que cruza la placa epifisaria y la
colocación de un injerto libre de grasa,
como desarrolló Langenskiöld, ofrece la
posibilidad de prevención de una deformidad
angular progresiva e incluso compensar el crecimiento longitudinal simétrico,
siempre que el puente óseo no exceda de
1/3 de la placa epifisaria.
Si el cese prematuro del crecimiento
asienta en uno de los dos huesos de la pierna
o el antebrazo, la dismetría originada
entre los dos huesos provocará una deformidad
progresiva (varo o valgo) próxima a
la articulación. Por ejemplo, el cese prematuro
del crecimiento de la placa epifisaria
distal de radio, si aún el cúbito está creciendo,
provocará una deformidad progresiva en
valgo o radial de la mano. Para evitar este
problema puede ser necesario alargar el
hueso corto o acortar el hueso largo a la
vez que se realiza un frenado de la epífisis
en crecimiento para prevenir la recurrencia
de la deformidad. Cuando un hueso aislado
(fémur o húmero) desarrolla un acortamiento
progresivo, el resultado es una discrepancia
en la longitud del miembro,
hecho sólo significante en los miembros
inferiores.
Una dismetría de 3 cm o que se
espera que llegue a esa magnitud, generalmente,
requiere alargamiento del hueso
afecto o, como alternativa, el frenado epifisario
o el acortamiento quirúrgico del
miembro contralateral siguiendo los principios
de compensación de la longitud.
Figura 10. Imágenes de los distintos tipos de trastornos de crecimiento que se pueden dar como
secuela de una fractura fisaria. Izda.: acortamiento. Centro.: deformidad angular. Dcha.: trastorno
mixto (acortamiento + deformidad angular).
miércoles, 9 de octubre de 2013
COMPLICACIONES DE LAS LESIONES FISARIAS - II
Osteomielitis
Una lesión de la placa epifisaria abierta
conlleva el mismo riesgo de osteomielitis
que cualquier otra fractura abierta. La osteomielitis
en la región de la placa epifisaria,
sin embargo, especialmente si está producida
por Staphylococcus Aureus, puede ocasionar
condrolisis de la placa cartilaginosa y
tiende al cese prematuro del crecimiento.
Por lo tanto, el tratamiento de estas lesiones
debe consistir en un desbridamiento meticuloso
y administración profiláctica de
antibióticos, dejando la herida abierta inicialmente
para luego hacer un cierre cutáneo
diferido
Complicaciones neurológicas
Una lesión tipo 2 no reducida de la epífisis
distal radial con angulación dorsal residual puede ocasionar una compresión del
nervio mediano, manifestándose como un
síndrome del túnel del carpo. Lesiones por
hiper-extensión en la región de la rodilla
(lesiones tipos 1 ó 2 tanto de fémur distal,
como de tibia proximal) están asociadas con
riesgo de una importante lesión del ciático
poplíteo interno, generalmente por tracción.
Un examen neurológico cuidadoso y
documentar la lesión son esenciales antes
de instaurar el tratamiento para distinguir la
lesión ocasionada por el traumatismo de la
causada por el tratamiento.
Complicaciones vasculares
Las lesiones vasculares raramente se asocian
con los desplazamientos epifisarios,
excepto en la región de la rodilla, donde la
arteria poplítea, junto con el nervio ciático
poplíteo interno se encuentran en una
localización de riesgo en estas lesiones por
hiperextensión, como se explicó más arriba.
Además, un arrancamiento de la íntima
que pasa desapercibido o una ruptura de la
arteria poplítea secundaria a la hiperextensión
puede llegar a producir gangrena precisando
amputación.
Necrosis avascular epifisaria
Los desplazamientos epifisarios tipo 1
del fémur proximal y radio proximal presentan
un elevado riesgo de necrosis avascular
de la epífisis, siendo esta complicación
más importante que incluso la relacionada
con la placa epifisaria. Cuando una placa
epifisaria pierde el aporte vascular, los condrocitos
de la placa mueren y son sustituidos
por fibrocitos con el resultante cese del
crecimiento de la placa epifisaria. La necrosis
avascular de la epífisis de la cabeza femoral,
a tan temprana edad, asocia además fallo
en el crecimiento longitudinal del cuello, al
seguir creciendo el trocánter mayor provoca
una coxa vara funcional, pudiendo necesitar
un descenso y lateralización del trocánter
mayor para corregir la cojera de
Trendelenburg.
COMPLICACIONES DE LAS LESIONES FISARIAS - I
Fallo en el diagnóstico precoz
El diagnóstico clínico y radiológico de
las lesiones fisarias ha sido discutido anteriormente
y merece la pena hacer énfasis
con el fin de prevenir o evitar un fallo diagnóstico
precoz. El fallo diagnóstico de las
lesiones de tipo 1 es difícil de evitar en los
niños que aún no tienen las epífisis calcificadas,
por ejemplo, en un recién nacido al
que se le ha provocado una fractura de la
epífisis femoral proximal sin osificar.
Al inicio,
esta lesión es difícil de diferenciarla de
una luxación congénita o traumática de la
cadera del recién nacido, a menos que se realice una artrografía. En menos de una
semana, sin embargo, puede aparecer una
neoformación ósea perióstica a lo largo del
cuello femoral que puede darnos la pista.
Otro ejemplo es el desplazamiento epifisario
del húmero distal no osificado en un
niño. El error en diagnosticar una lesión de
la placa epifisaria significa que el tratamiento
adecuado se demora. Esto puede ser
especialmente importante en las fracturas
inestables tipo 4 del cóndilo externo del
húmero, el cual sino se trata puede evolucionar
hacia la pseudoartrosis.
Un fallo en el reconocimiento de una
lesión tipo 4 en rodilla o tobillo puede ocasionar
una mala consolidación que origine
un puente óseo fisario, por tanto, un cese
prematuro del crecimiento de la placa epifisaria
afecta.
Consolidación viciosa
Cuando una lesión de los tipos 1 ó 2
han consolidado en una posición defectuosa,
puede suceder una corrección
espontánea de la deformidad si, como es
habitual, la placa epifisaria continúa creciendo,
el niño es joven y la deformidad
está en el plano de movimiento de la articulación
vecina, como sucede en una
angulación posterior o anterior del fémur
después de un desplazamiento epifisario
del fémur distal.
Si la deformidad espontáneamente no
se corrige o es difícil que lo consiga, puede
precisar una osteotomía correctora. Una
consolidación viciosa de una lesión tipo 3
en el tobillo puede conducir a una artrosis,
a menos que la incongruencia articular sea
corregida quirúrgicamente. Una mala consolidación
de una lesión tipo 4 de la tibia
distal, por ejemplo, indefectiblemente tiende
al cese prematuro del crecimiento.
Pseudoartrosis
La localización más frecuente de una
pseudoartrosis tras una lesión de la placa
epifisaria es la fractura del cóndilo externo
del húmero, una complicación que origina
complicaciones adicionales, como es la
inestabilidad lateral del codo y eventualmente
la parálisis tardía del nervio cubital.
La fractura desplazada del cóndilo externo
humeral representa una indicación absoluta
para la reducción abierta y fijación interna
para prevenir la consolidación viciosa o la
pseudoartrosis.
martes, 8 de octubre de 2013
PRINCIPIOS GENERALES DEL TRATAMIENTO - Part 3
Tiempo de inmovilización
La experiencia ha demostrado que las
lesiones tipos 1, 2 y 3 unen en aproximadamente
la mitad de tiempo que requiere una
fractura metafisaria del mismo hueso y a la
misma edad, por tanto, el tiempo de inmovilización
se puede reducir. Las lesiones
tipo 4, debido a su localización, requieren el
mismo tiempo para la unión que las fracturas
metafisarias.
Pronóstico
El establecer el pronóstico en una lesión
determinada de la placa epifisaria ha sido ya onsiderado más arriba. Una parte de la responsabilidad
del cirujano en el tratamiento
de estas lesiones, es el informar a los padres
acerca del pronóstico de la lesión sin generar
ansiedades no necesarias. Se debe
remarcar la importancia que tiene el seguimiento
clínico de estos pacientes.
Duración del seguimiento
La necesidad de un seguimiento regular
de estos pacientes parece obvia, y no siempre
está claro hasta cuándo se deben seguir
a estos niños.Ya que los trastornos del crecimiento
pueden retrasarse hasta un año, al
menos en sus manifestaciones, es al menos
este tiempo el período mínimo de seguimiento.
Es conveniente realizar un control
radiológico a los 6 meses después de la
lesión incluyendo el lado contralateral sano.
Si durante este período de tiempo el crecimiento
observado es mínimo, será necesario
realizar un nuevo control 6 meses más
tarde para poder emitir un pronóstico definitivo.
Figura 9. Grave fractura de rodilla derecha consistente en epifisiolisis tipo III de Salter y Harris en fémur distal y tipo IV de Salter y Harris en tibia proximal. Imagen radiológica
tras reducción abierta y fijación interna (tornillos de Herbert canulados) de ambas fracturas. Así mismo, se
puede apreciar una lesión de arteria poplítea en el transcurso de la misma lesión, puesta de manifiesto por el
«stop» arteriográfico.
lunes, 7 de octubre de 2013
PRINCIPIOS GENERALES DEL TRATAMIENTO - Part 2
Método de reducción
La gran mayoría de las lesiones de la
placa epifisaria de los tipos 1 y 2 son reducidas
adecuadamente de forma cerrada,
manteniéndose la reducción fácilmente
(Fig. 8). Lesiones tipo 3 pueden requerir
reducción abierta para conseguir una
reducción perfecta de la superficie articular,
hecho casi siempre necesario en las lesiones
tipo 4 desplazadas (Fig.9).
Cuando la fijación
interna es considerada necesaria es
preferible colocarla a nivel metafisario que
epifisario.
Nunca se deben insertar tornillos o agujas
roscadas que crucen la placa epifisaria;
en estas situaciones pueden usarse con cierta
garantía agujas de Kirschner lisas y finas
que crucen la placa lo más perpendicular
posible, aunque se deben retirar una vez
curada la lesión. Se debe tener gran cuidado en evitar lesionar el aporte vascular a la
epífisis.
En las lesiones tipos 1 y 2 se pueden
obtener, generalmente, una reducción perfecta
de la placa epifisaria. Aunque si queda
un moderado desplazamiento residual
(anterior, posterior, medial o lateral) o una
leve angulación, una segunda manipulación
no suele ser precisa, debido a los fenómenos
de remodelación. Los criterios para una
reducción aceptable son menos rígidos en
la región de una articulación con movimiento
multiplanar, como sucede en el
hombro, que en una localización próxima a
una articulación con un solo plano de
movimiento, como sucede en la rodilla. Las
lesiones tipos 3 y 4 deben ser reducidas a la
perfección, es decir, anatómicamente (ver
más arriba).
Figura 8. Fractura tipo I de Salter y Harris de radio distal tratada mediante reducción cerrada y vendaje yesado
ajustado.
domingo, 6 de octubre de 2013
PRINCIPIOS GENERALES DEL TRATAMIENTO - Part 1
Reducción suave
En las lesiones tipos 1, 2 y 3 de la placa
epifisaria, a diferencia de lo que sucede en
las fracturas convencionales, una de las
superficies fracturarias está compuesta por
un vulnerable y delicado cartílago fisario.
Por tanto, evitaremos manipulaciones
intempestivas para no lesionar la placa. Este
principio se debe aplicar igualmente cuando
reducimos quirúrgicamente desplazamientos
epifisarios. Ningún instrumento se
debe emplear para apalancar y reducir la
epífisis desplazada.
Cuándo hacer la reducción
El momento ideal para reducir una
lesión de la placa epifisaria es el mismo día
en el que ha sucedido el traumatismo, ya
que a medida que vayan transcurriendo los
días la reducción será más dificultosa.
Incluso, transcurridos 10 días es difícil la
manipulación de los fragmentos sin usar
una fuerza excesiva, especialmente en las
lesiones tipos 1 y 2. En estas circunstancias,
una manipulación forzada puede lesionar la
placa cartilaginosa y debe ser evitada; en
estas situaciones es probablemente más prudente
aceptar una reducción imperfecta
que arriesgarse a una manipulación forzada
o a una reducción a cielo abierto. Si fuera
necesario podría realizarse una osteotomía
correctora más adelante. En las lesiones
tipos 3 y 4, sin embargo, una reducción tardía,
aunque no es deseable, si es preferible
con el objeto de reducir adecuadamente el
fragmento desplazado y restaurar la superficie
articular
sábado, 5 de octubre de 2013
Factores pronósticos - II
Gravedad de la lesión (velocidad y fuerza)
Cuando un determinado tipo de lesión
sucede en una placa epifisaria como resultado
de una traumatismo violento, como es
un accidente de automóvil o una caída de
una gran altura, puede existir aplastamiento
de la placa aunque la lesión radiológicamente
sea de los tipos 1, 2 ó 3; en estos
casos el pronóstico es malo.
Método de reducción
Una manipulación forzada y extemporánea
puede lesionar la placa epifisaria,
sobre todo cuando la manipulación es realizada
después de 10 días del accidente. De
igual forma, el empleo de instrumentos
para apalancar una placa epifisaria en una
reducción abierta, puede provocar un aplastamiento
de la fisis, y tornillos o agujas roscadas
que atraviesen la fisis epifisaria también
incrementarán la posibilidad de un
cese precoz del crecimiento. La excesiva
desperiostización de la epífisis, cuando se
lleva a cabo una reducción abierta, puede
conducir a la necrosis avascular de la epífimaqueta sis y placa epifisaria con el consiguiente
cese precoz del crecimiento.
Lesión cerrada o abierta
Las lesiones abiertas de la placa epifisaria
son raras. Sin embargo, suelen tener
peor pronostico que las lesiones cerradas,
porque se les suma el factor de la contaminación
y posible infección. Si la infección
se desarrolla, la placa epifisaria generalmente
será destruida por un proceso de condrolisis
y el pronóstico en estos casos es, por
supuesto, muy malo.
Factores pronósticos - I
Aproximadamente, el 10% de los traumatismos
de la placa epifisaria cursa con
trastornos significativos del crecimiento.
Aunque no es posible en un determinado
paciente con una determinada lesión el
predecir el pronóstico con absoluta certeza,
diversos factores pueden ser de ayuda a la
hora de emitir un pronóstico.
Tipo de lesión
Tipo de lesión
El tipo anatómico de la lesión, descrito
más arriba, es importante desde el punto de
vista pronóstico. En general, los tipos 1, 2, y
3 presentan un buen pronóstico del crecimiento
y con una adecuada vascularización
de la epífisis si la lesión no ha sido de alta
energía (accidente de automóvil o caída de
una altura considerable).
Las lesiones tipo 4 conllevan generalmente
mal pronóstico, a menos que la fractura
que cruza la placa epifisaria se reduzca
perfectamente. Las lesiones tipo 5 presentan
el peor pronóstico.
Edad en el momento de la lesión
La edad del paciente nos indica las
expectativas de crecimiento durante los
años que le restan hasta la madurez esquelética.
Obviamente, los mayores trastornos del
crecimiento los observaremos en los
pacientes más jóvenes. Por otra parte, incluso
si una grave lesión sucede en los últimos
años del crecimiento, ésta no provocará
deformidad importante, ya que el crecimiento
residual es mínimo.
Aporte vascular epifisario
La placa epifisaria está nutrida por vasos
sanguíneos epifisarios; si este aporte vascular
es destruido, la placa epifisaria degenera
y el crecimiento cesa. De este modo, una
interferencia del aporte vascular epifisario
(complicaciones frecuentes de las lesiones
de las cabezas femoral y radial) está asociada
con un mal pronóstico. Afortunadamente,
en la región de la rodilla, los vasos entran a
las epífisis del fémur distal y tibia proximal
directamente por lo que un desplazamiento
epifisario, por lo general, no provoca trastornos
del aporte vascular.
viernes, 4 de octubre de 2013
TRATAMIENTO DE LOS CIERRES PREMATUROS FISARIOS - III
• Pacientes esqueléticamente maduros
(Algoritmo II).
En este apartado comentaremos los tratamientos
que pueden ofrecerse a pacientes maduros, hasta los veinte años de edad
aproximadamente, que presenten secuelas
de antiguos puentes óseos fisarios.
En primer lugar estudiaremos si el cierre
prematuro fisario ha producido un
acortamiento, una deformidad angular o un
trastorno mixto.
En el caso de los acortamientos sin o
con mínima deformidad angular, como veíamos
con los pacientes inmaduros, es
importante la magnitud de la dismetría. Si
ésta es mayor de 10 cm, generalmente al
alargamiento mediante osteotomía percutánea
hay que asociar un acortamiento contralateral
para conseguir igualar la diferencia
en longitud. Si la dismetría es de entre 5 y
10 cm lo habitual es que la elongación sea
suficiente sin necesidad de otros gestos asociados.
En casos de dismetría de entre 3 y 5
cm puede plantearse un acortamiento contralateral
en el hueso homólogo. Este último
tratamiento está menos indicado cuando
el paciente es de talla corta o simplemente
cuando el paciente no lo acepta en
cuyo caso se puede ofrecer una elongación
como las mencionadas anteriormente.
Los acortamientos puros de menos de 3
cm no necesitan en nuestra opinión un tratamiento
quirúrgico siendo suficiente un
alza ortopédica si es mayor de 1,5 cm, o no
precisando terapia alguna si es menor.
En los trastornos mixtos, el tratamiento
que pensamos debe realizarse es la elongación-
corrección angular mediante osteotomía
percutánea, con la cual se puede corregir
la dismetría y la deformidad. En ocasiones, como veíamos, la dismetría es demasiado
importante como para corregirla sólo
con la distracción y es necesario añadir un
acortamiento contralateral para compensarla.
En los casos en que el problema es la
deformidad angular, se pueden considerar
las osteotomías convencionales de corrección
inmediata que pueden ser de cierre o
apertura. Las desventajas de las primeras son
que producen un cierto acortamiento pero
por contra, la corrección es más fácil de
conseguir que en las de apertura cuyas desventajas
más importantes, sobre todo en
deformidades severas, son precisamente la
dificultad de corrección, las posibles lesiones
por tracción de partes blandas y los problemas
de consolidación.
En la extremidad inferior, en casos de
tibia vara y/o fémur valgo, venimos empleando
desde hace unos años la denominada
osteotomía de apertura progresiva cuyas
ventajas fundamentales sobre las osteotomías
correctoras convencionales son precisamente
que, al realizarse progresivamente, se
evitan lesiones por tracción y se facilita la
corrección y que, al utilizarse distracciones
externos, se posibilita el ajuste de la corrección
en todo momento hasta la consolidación
de la osteotomía. Además no se produce
acortamiento (inconveniente de las
osteotomías convencionales de cierre) y, en
los casos de deformidad tibial no es necesario
realizar osteotomía de peroné para permitir
la corrección. (Fig 7).
Algoritmo II. Tratamiento de los trastornos del crecimiento producidos por puentes óseos fisarios en pacientes maduros
(< 20 años). OP: osteotomía percutánea.
Figura 7. Secuela de puente óseo de fractura tipo IV de Salter y Harris que genera varo de tobillo. Corrección mediante osteotomia de apertura progresiva con fijador externo.
a) Serie radiológica de la corrección progresiva.
b) Resultado radiológico final a los 12 meses de la corrección.
c) Aspecto clínico del tobillo antes y 1 año después de la operación.
Fracturas fisarias - LESIONES FISARIAS Part 6
Figura 7. Esquema de la fractura fisaria tipo V de Salter y | Harris. |
Tipo 6
A esta clasificación de 5 tipos, se ha añadido
un sexto tipo propuesto por Mercer
Rang, colega y compañero del autor de la
clasificación. Este tipo consiste en una
lesión del anillo pericondral de la placa epifisaria.
Si el anillo pericondral es además
extirpado por un objeto cortante en una
lesión abierta o avulsionado por una desinserción
ligamentosa, se formará un callo
óseo a través de la placa epifisaria desde la
epífisis hasta la metáfisis provocando un
puente óseo y ocasionando una deformidad
angular progresiva.
Otras clasificaciones
Las lesiones fisarias también han sido
clasificadas por Poland, Aitken y Magill y
más recientemente por Ogden, pero la clasificación
de Salter-Harris parece ser que es
la más ampliamente difundida.A nivel de la
tibia distal y próximo a la finalización del
crecimiento, el cierre de la placa epifisaria
comienza medialmente y avanza a externo.
Durante este período de cierre, un traumatismo
podría provocar una «fractura triplana
» la cual combina tanto el tipo 2 como el
3 o incluso el tipo 4. La fractura triplana
puede estar compuesta, tanto por dos, como
por tres fragmentos. La radiología puede ser
difícil de interpretar por lo que está indicada
una TAC para determinar la naturaleza
de la fractura, así como la exacta posición de
los fragmentos. Los componentes tipo 3 y
tipo 4 de la fractura triplana requieren una
adecuada reducción y mantenimiento de la misma pudiéndose llegar a precisar reducción
abierta y fijación interna.
Fracturas fisarias - LESIONES FISARIAS Part 5
Tipo 4
En las lesiones epifisarias tipo 4 (Fig. 6) la fractura, que también es intra-articular, se extiende desde la superficie articular a través de la epífisis, cruza todo el espesor de la placa epifisaria y una porción metafisaria, quedando la epífisis dividida por completo. La reducción de una lesión tipo 4 de la lesión fisaria es fundamental, no solamente por motivo de la lesión fisaria, sino también por la restauración de la superficie articular. A menos que la fractura no esté desplazada, la reducción abierta siempre es necesaria. La placa epifisaria debe estar adecuadamente realineada para prevenir la aparición de puentes óseos que crucen la placa con el consiguiente cierre precoz localizado del crecimiento. Si es necesario material de osteosíntesis para estabilizar los fragmentos, es preferible a nivel de la metáfisis, aunque agujas de Kirschner delgadas y lisas que atraviesen la placa durante pocas semanas habitualmente no interfieren el crecimiento posteriormente.
Tipo 5
La lesión fisaria tipo 5 (Fig. 7), es un tipo
de lesión relativamente infrecuente, consecuencia
de una fuerza de aplastamiento pronóstico
de esta lesión es decididamente
malo importante aplicada a través de la epífisis a
una área de la placa epifisaria. Afecta a articulaciones
que se mueven en un solo plano,
como sucede en tobillo o rodilla. Un traumatismo
importante en adducción o
abducción en una articulación que normalmente
solo flexiona o extiende es fácil que
ocasione un aplastamiento de la placa epifisaria.
El desplazamiento epifisario en estas
circunstancias es infrecuente y las radiografías
iniciales ofrecen poca información
acerca de la grave naturaleza de la lesión,
incluso, puede ser diagnosticada como un
simple esguince. Ante la sospecha de aplastamiento
de la placa epifisaria se debe mantener
en descarga la extremidad 3 semanas
con la esperanza de prevenir el casi inevitable
cierre precoz del crecimiento. El pronóstico
de esta lesión es decididamente
malo..
En las lesiones epifisarias tipo 4 (Fig. 6) la fractura, que también es intra-articular, se extiende desde la superficie articular a través de la epífisis, cruza todo el espesor de la placa epifisaria y una porción metafisaria, quedando la epífisis dividida por completo. La reducción de una lesión tipo 4 de la lesión fisaria es fundamental, no solamente por motivo de la lesión fisaria, sino también por la restauración de la superficie articular. A menos que la fractura no esté desplazada, la reducción abierta siempre es necesaria. La placa epifisaria debe estar adecuadamente realineada para prevenir la aparición de puentes óseos que crucen la placa con el consiguiente cierre precoz localizado del crecimiento. Si es necesario material de osteosíntesis para estabilizar los fragmentos, es preferible a nivel de la metáfisis, aunque agujas de Kirschner delgadas y lisas que atraviesen la placa durante pocas semanas habitualmente no interfieren el crecimiento posteriormente.
Tipo 5
Figura 6. a) Esquema de la fractura fisaria tipo IV de Salter y Harris. b) Aspecto radiográfico en fémur distal donde, además,se aprecia una fractura metafisania. |
jueves, 3 de octubre de 2013
Fracturas fisarias - LESIONES FISARIAS Part 4
Tipo 3
En una lesión tipo 3 (Fig. 5) la fractura,
que es intra-articular, discurre desde la
superficie articular a la zona lesionada de la
placa epifisaria, para luego avanzar a lo largo
de la placa hasta la periferia. Este tipo de
lesión es infrecuente, pero cuando ocurre,
sucede generalmente, en las epífisis proximal
y distal de la tibia y suele estar ocasionada
por una fuerza cizallante intra-articular.
Es esencial obtener una adecuada
reducción, tanto por la lesión de la placa
epifisaria, como por la restauración de la
superficie articular; pudiendo requerir la reducción abierta. Como en los tipos 1 y 2,
el pronóstico es bueno y el aporte vascular
a la porción separada de la epífisis permanece
intacto.
Figura 5. a) Esquema de la fractura fisaria tipo III de Salter y Harris. b) Aspecto radiográfico y en RM en fémur distal
Fracturas fisarias - LESIONES FISARIAS Part 3
Tipo 2
En una lesión de la placa epifisaria tipo
2 (Fig. 4), que es el tipo más común, el trazo
de fractura se extiende a lo largo de la placa
epifisaria, para luego discurrir hacia la
metáfisis, originando el familiar fragmento metafisario triangular, a veces referido
como signo de Thurston Holland.
Este tipo
de lesión ocurre en niños por encima de los
10 años y es el resultado de una lesión cizallante
o por avulsión. El periostio es arrancado
en el lado convexo de la angulación,
pero permanece integro en el lado cóncavo,
es decir, en el lado donde se encuentra
el fragmento metafisario.
La reducción es
relativamente fácil de obtener y de mantener,
ya que el periostio intacto y el fragmento
metafisario actúan de bisagra, impidiendo
la hipercorrección. Las células en
crecimiento de la placa epifisaria permanecen
con la epífisis y, por tanto, el pronóstico
es, casi siempre, excelente con respecto
al crecimiento y sin afectar el aporte vascular
a la epífisis.
Figura 4. a) Esquema de la fractura fisaria tipo II de Salter y Harris. b) Aspecto radiográfico en fémur distal
miércoles, 2 de octubre de 2013
Fracturas fisarias - LESIONES FISARIAS Part 2
Clasificación de las lesiones epifisarias
La siguiente clasificación, desarrollada
por Salter y Harris, está basada en el mecanismo
de la lesión y la relación entre el
trazo de fractura con las células en crecimiento
de la placa epifisaria y está también relacionada con el pronóstico con respecto
al crecimiento.
Tipo 1
En una lesión de la placa epifisaria tipo
1 (Fig. 3) existe una separación completa
de la epífisis con respecto a la metáfisis sin
fractura ósea. Las células en crecimiento de
la placa epifisaria permanecen en la epífisis.
Este tipo de lesión, causada por una fuerza
cizallante o por avulsión, es más frecuente
en el momento del parto y durante la primera
infancia, cuando la placa epifisaria es
relativamente gruesa.
También se observa
en desprendimientos patológicos asociados
con raquitismo, escorbuto, osteomielitis y
trastornos endocrinos. Es raro observar
amplios desplazamientos, porque las inserciones
periósticas permanecen intactas.
La
reducción no es difícil, y el pronóstico con
respecto al crecimiento futuro es excelente,
a menos que la epífisis afectada esté completamente
recubierta por cartílago (e.j.,
epífisis de la cabeza femoral), en la que el
aporte vascular frecuentemente se interrumpe
con el consiguiente cierre precoz
de la placa epifisaria.
Figura 3. a) Esquema de la fractura fisaria tipo I de Salter y Harris. b) Aspecto radiográfico en fémur distal.
Fracturas fisarias - LESIONES FISARIAS Part 1
LESIONES FISARIAS
Suponen el 15% de todas las fracturas
que ocurren en los huesos largos durante la
infancia.
Incidencia según sexo y edad
Aunque estas lesiones pueden ocurrir a
cualquier edad pediátrica, existen unos
períodos de mayor incidencia que coinciden
con las etapas de crecimiento rápido
del primer año de vida y durante el brote
prepuberal.
Estas lesiones, al igual que otras, son más
frecuentes en niños que en niñas, presumiblemente
por la mayor actividad física que
desarrollan los niños, entre otros factores
(hormonales, etc.).
Localización
Por lo general, las placas epifisarias que
proporcionan el mayor crecimiento son las
que más frecuentemente se lesionan. Esto,
sin embargo, no es cierto en dos tipos de
fracturas fisarias, las que cruzan y las que
aplastan la placa epifisaria. La placa epifisaria
del radio distal es, con mucho, la localización
de desprendimiento epifisario más
frecuente; de hecho, éstas son tan frecuentes
como casi la totalidad del resto de los
desprendimientos epifisarios. Le siguen por
orden de frecuencia el desprendimiento de
cúbito distal, cóndilo externo del codo,
cabeza radial, tibia distal, fémur distal, cabeza
del fémur, tibia proximal y placas epifisarias
de las falanges.
Efectos posibles de las lesiones fisarias
Afortunadamente, la mayoría de las
lesiones de la placa epifisaria no conducen
a trastornos del crecimiento.Tras la separación
de una epífisis a través de su placa epifisaria
puede suceder una aceleración discreta
y transitoria del crecimiento que no se acompaña de deformidades significativas.
El problema clínico producido por cese
prematuro del crecimiento depende de
diversos factores que incluyen hueso afecto,
extensión de la afectación de la placa epifisaria
y cantidad de crecimiento remanente
que normalmente se espera de la placa epifisaria
afecta.
Si la totalidad de la placa epifisaria cesa
de crecer, el resultado es un acortamiento
progresivo sin angulación. Sin embargo, si el
hueso afecto es uno de los dos del antebrazo
o de la pierna, provoca una deformidad
angular progresiva en la articulación vecina.
Si el crecimiento de una parte periférica de
la placa epifisaria cesa, pero continúa el del
resto de la placa, ocurrirá una deformidad
angulatoria progresiva. El cese del crecimiento
no necesariamente tiene porqué
ocurrir inmediatamente después del traumatismo
de la placa epifisaria, y de hecho,
la detención del crecimiento puede retrasarse
6 meses o incluso más.Además, puede
haber un período de retardo previo al cese
completo del crecimiento.
martes, 1 de octubre de 2013
Fracturas fisarias - DIAGNÓSTICO
Diagnóstico clínico
Aunque el diagnóstico de certeza de las
lesiones de la placa epifisaria depende del
estudio radiológico, debemos sospecharlas
en todo niño o adolescente que presente
evidencia de fractura próxima a los extremos
de los huesos largos, luxaciones, rupturas
ligamentosas o incluso una distensión
ligamentosa de una articulación.
Hay que recordar que la epífisis puede
desplazarse en el momento de la lesión y volver a su posición normal, en estos casos
el examen clínico es de gran importancia
para reconocer la naturaleza de la lesión.
La descripción del mecanismo de la
lesión, aunque a menudo inadecuada, puede
arrojar sospechas de una lesión por aplastamiento,
difícil de detectar con rayos X.
Diagnóstico radiológico
La interpretación adecuada de la radiología
ósea y articular de un adolescente precisa
de un conocimiento del aspecto normal
de las epífisis y placas epifisarias a diversas
edades. Es esencial realizar dos proyecciones
ortogonales y en ocasiones pueden
ser necesarias proyecciones oblicuas adicionales.
Si existen dudas se deben realizar,
para comparar, proyecciones del lado contralateral
sano.
Cuando el examen clínico sugiere una
lesión de la placa epifisaria, pero la radiología
no revela lesión alguna, se deben realizar
radiografías forzadas (o de estrés) con el
paciente bajo anestesia general.
Frecuentemente revelan una separación
a través de la placa epifisaria y, sin embargo
la radiografía inicial mostraba que la epífisis
había vuelto a su posición normal. Se pueden
realizar radiografías con posterioridad,
a partir del 10º día de la lesión, en los casos
de separaciones epifisarias no desplazadas
para valorar la formación de callo óseo en
la región metafisaria.
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