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jueves, 26 de septiembre de 2013

HIPERCRECIMIENTO POST-FRACTURA EN NIÑOS - II

Existen numerosos factores involucrados que han sido extensamente estudiados por muchos autores, con el fin de intentar llegar a un criterio de reducción aceptable tras fracturas en niños. Los factores serían la edad y sexo del paciente, la localización de la fractura y la posición de los fragmentos.
La edad del paciente es poco relevante para algunos autores, pero otros la consideran como factor decisivo y más la edad ósea que la cronológica. La tasa de hipercrecimiento parece ser mayor en niños entre los 4-5 años y 8-9 años. La influencia del sexo sólo tiene relevancia para algunos autores, quienes piensan que la placa de crecimiento del niño puberal responde con mayor intensidad a la hiperemia que la de la niña. 
La localización de la fractura no parece de gran importancia como factor en el hipercrecimiento post-fractura. No obstante, se ha observado que se produce en mayor medida en fracturas del miembro inferior, especialmente en el fémur y, sobre todo en aquellas fracturas diafisarias que cursan con gran desplazamiento inicial.
El promedio de hipercrecimiento en fracturas de fémur no suele sobrepasar 1,5-2 cm y suele ser de mayor cuantía en aquellas tratadas quirúrgicamente (sobre todo con placas atornilladas), mientras que en la tibia suelen ser inferiores a 1 cm. En las fracturas del antebrazo es aún menor, y parece que se da en pocos casos. 
La posición de los fragmentos después de la reducción se ha considerado como uno de los factores importantes. Dos posiciones se han considerado generadoras de estímulo de hipercrecimiento: el acabalgamiento de los fragmentos, sobre todo, y la angulación
El tipo de fractura también parece tener influencia en el hipercrecimiento. Algunos autores han observado que las fracturas espiroideas y oblicuas largas parecen estimularlo, aunque esto se relaciona más bien con el mayor grado de angulación existente cuando los trazos de fractura tenían estas características. 
La angulación de los fragmentos activa el proceso de remodelación, no sólo a nivel del foco de fractura consiguiendo suavizar las deformidades angulares, sino también a nivel fisario para realinear las placas fisarias y epífisis hasta situarse perpendiculares a la línea de carga transmitida desde la epífisis. 
En estudios realizados en fracturas tibiales que quedaban con angulación en varo o valgo, se aprecia una tasa de hipercrecimiento mayor que en las correctamente alineadas, probablemente, porque la fase de remodelación es más prolongada en en aquellas. 
El estímulo de crecimiento tras las fracturas es limitado durante un cierto tiempo y puede seguir diferentes patrones. Parece detenerse alrededor de los 18 meses después de la fractura, siendo máximo durante los tres primeros meses y variando según el hueso fracturado. En la mayoría de los casos el estímulo de crecimiento sigue un patrón en meseta mediante el cual, el ritmo de hipercrecimiento se mantiene hasta un máximo y luego se estabiliza.

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