En las extremidades inferiores, el crecimiento
longitudinal es mayor en la rodilla
que en la cadera o tobillo. En el fémur, el
70% del crecimiento sucede a nivel distal y
el 30% a nivel proximal. En la tibia, el 55% del crecimiento ocurre en la zona proximal
y el 45% a nivel distal.
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lunes, 30 de septiembre de 2013
Resistencia relativa
La placa epifisaria cartilaginosa es
obviamente menos resistente que el hueso,
aunque las fracturas a través del hueso son
mucho más frecuentes en los niños que las
fracturas fisarias. La explicación para esta
aparente paradoja es que solamente las
fuerzas cizallantes o de avulsión son capaces
de separar una epífisis.
La placa epifisaria también tiene menor
resistencia que tendones y ligamentos normales
en pacientes inmaduros. Por esta
razón, lesiones que en adultos provocan
una ruptura de un importante ligamento,
en el niño provocan un desplazamiento
epifisario (Fig. 2).
Por ejemplo, una lesión
por abducción de la rodilla de un adolescente
provocará un desplazamiento epifisario
más fácilmente que una ruptura del
ligamento lateral interno de la rodilla. Es
decir, los arrancamientos o rupturas ligamentosas
en adolescentes son raros, y siempre
que se sospeche un arrancamiento ligamentoso en un adolescente se deben practicar
un estudio radiológico de la epífisis del
área afecta.
De la misma forma que la placa
epifisaria no es tan resistente como la cápsula
articular, una luxación de una articulación
importante, como puede ser la rodilla, es
mucho menos frecuente en la adolescencia
que un desplazamiento epifisario.
Fisis Ligamento Hueso
Figura 2. Ante una entorsis articular, en este caso de tobillo, las estructuras que fallan con más probabilidad son diferentes según la edad. La fisis en los niños, (flechas), los ligamentos en el adulto joven y el hueso a mayor edad.
domingo, 29 de septiembre de 2013
Mecanismo de nutrición
Existen dos sistemas de vasos sanguíneos
que llegan a la placa epifisaria. El sistema
epifisario proviene de vasos de la epífisis
que penetran a través del hueso y acaban
formando capilares sinusoidales a nivel de
la capa de células germinales o basal. Estos
vasos son esenciales para la viabilidad de los
condrocitos de la placa epifisaria.
El sistema
metafisario parte de la médula ósea de la
diáfisis y acaba formando capilares sinusoidales
en la capa de células calcificadas.
Dale y Harris han demostrado que los
vasos nutricios epifisarios (los que acaban
en el lado epifisario de la placa) siguen uno
de estos dos caminos.
El primero y más frecuente
ocurre cuando los lados de la epífisis
están cubiertos de periostio, como sucede
en el caso de la extremidad distal del
fémur o la extremidad proximal de la tibia,
en los que los vasos nutricios penetran
directamente en la epífisis por un punto
lejano a la placa epifisaria.
El segundo, y por
supuesto menos frecuente, sucede cuando
la epífisis entera es intraarticular y además
está recubierta por cartílago articular. En
este caso, los vasos nutricios entran en la
epífisis atravesando el anillo de la placa epifisaria
directamente. Es fácil entender que
los vasos de estas últimas epífisis están en
peligro en caso de una separación epifisaria,
ya que fácilmente pueden ser dañados.
La epífisis femoral proximal es el principal
ejemplo de este tipo, al igual que la cabeza
radial.
sábado, 28 de septiembre de 2013
Fracturas fisarias - ANATOMÍA APLICADA Y FISIOLOGÍA - Part 2
Estas fibras de colágeno en la matriz de
la placa epifisaria están dispuestas longitudinalmente
y juegan un papel similar a los
barrotes de acero del hormigón armado. En
las dos primeras capas de la placa, la matriz
es abundante y a ese nivel la placa es fuerte.
En la tercera capa la matriz es escasa, y
por tanto es débil. En el lado metafisario de
esta capa, sin embargo, la matriz está calcificada,
formando la denominada zona de
calcificación provisional.
La adición de calcificación
parece ser que refuerza esta porción
de la tercera capa, ya que el plano de
clivaje en una separación epifisaria se suele
producir en dicha a capa a nivel de la unión
entre la parte calcificada y la no calcificada.
Parece lógico, por tanto, que la constatación
del plano de clivaje es el resultado directo de los detalles estructurales de la placa epifisaria
normal. Esta localización del plano
de clivaje en una separación epifisaria completa,
hace que las células germinales o en
crecimiento permanezcan ancladas a la epífisis.
Por tanto, si la nutrición de estas células
no está lesionada por la separación, no
existiría razón por la cual el crecimiento no
continúe de una manera normal. Lo esencial
del problema es, por tanto, no la naturaleza
mecánica de la lesión sobre la placa,
sino si la separación interfiere o no al aporte
sanguíneo. Las fracturas que cruzan la
placa epifisaria y las lesiones por aplastamiento
de la placa presentan problemas
adicionales y son discutidas más abajo.
Fracturas fisarias - ANATOMÍA APLICADA Y FISIOLOGÍA - Part 1
ANATOMÍA APLICADA Y FISIOLOGÍA
Cada epífisis tiene su placa a través de la
cual se produce el crecimiento esquelético
y es importante que hagamos la distinción
entre epífisis y placa epifisaria (también
conocida como fisis).
Histología
Es fundamental tener un conocimiento
de los hallazgos microscópicos de la placa
epifisaria normal para comprender los problemas
asociados con los diferentes tipos de
lesiones traumáticas de estra estrucutra. Los
tres principales tipos de lesiones son la
separación de la epífisis a través de la placa
epifisaria, fracturas que cruzan la placa epifisaria
y las lesiones por aplastamiento de la
propia placa.
Cuando observamos una sección longitudinal
de una placa epifisaria normal se
pueden identificar cuatro capas diferentes:
capa de células de reposo o germinal, capa
proliferativa, capa hipertrófica y capa de
osificación endocondral (Fig. 1).
El espacio intercelular está relleno de
matriz cartilaginosa, es decir, sustancia
intercelular. Es precisamente esta sustancia
intercelular y no las células la que proporciona
resistencia a la placa epifisaria, en
especial, resistencia al cizallamiento. Junto a
la sustancia intercelular existe tejido conectivo
encargado de formar fibras de colágeno
mezcladas con una sustancia amorfa a
modo de cemento.
Debido a que el índice
de refracción de estos dos componentes es
igual, las fibras de colágeno no se pueden
distinguir en preparaciones normales, pero
pueden ser vistas mediante técnicas especiales,
como es, con el microscopio de contraste.
Figura 1. Cartílago de crecimiento normal. a) Representación esquemática de sus diferentes capas. Tomando de Siffert RS, Gilbert MD. En Rang M (ed). The growth plate and its disorders. Baltimore, Williams & Wilkins, 1969. b) Preparación histológica de la fisis distal femoral de cordero donde se pueden identificar las mismas capas. Tricómico de Masson x 40.
viernes, 27 de septiembre de 2013
Fracturas fisarias
INTRODUCCIÓN
Las lesiones que afectan a la placa epifisaria
presentan problemas especiales de
diagnóstico y manejo. La temida complicación
del importante trastorno del crecimiento
es, por lo general, predecible y, en
algunas circunstancias, puede ser prevenida.
Así, el conocimiento del pronóstico para un
niño es de suma importancia para el cirujano,
el cual tiene la doble responsabilidad de
tratar al niño e informar a los padres.
HIPERCRECIMIENTO POST-FRACTURA EN NIÑOS - III
La medición del hipercrecimiento es
también problemática. La mayoría de los
estudios asumen una idéntica longitud de los dos miembros previa a la fractura, pero
ha sido demostrado que en los diestros,
tanto el fémur como la tibia izquierdas, son
ligeramente más largos que su homólogo
contralateral, siendo la diferencia encontrada
de algo más de 1 milímetro en total. De
esta manera el hipercrecimiento sería mayor
si la fractura se produce en el miembro
dominante.
El hipercrecimiento de un segmento
óseo tras una fractura tiende a manetenerse
durante el resto del crecimiento del niño y,
por tanto, seguir durante la madurez.
No obstante, es importante recalcar que
el hipercrecimiento con el tratamiento
conservador suele ser de poca entidad y
poco predecible en las extremidades inferiores
y aun menos en las superiores.
La mayoría de los hipercrecimientos significativos
se aprecian tras tratamiento quirúrgico
de la fractura y, sobre todo, tras
aquellos tratamientos que requieren invasión
del foco del fractura (placas, clavos
intramedulares, etc.) (Fig. 5).
Nuestra recomendación,
por tanto, es tratar de conseguir
una reducción anatómica de los fragmentos
y mantenerlos con métodos o bien conservadores
o quirúrgicos tratando de ser lo
menos agresivo posible.
Con las fracturas diafisarias de húmero y
antebrazo, no son necesarias precauciones
respecto al hipercrecimiento, ya que es
mucho menor y además una diferencia de
algunos milímetros entre ambas extremidades
superiores, no ocasionan problema clínico
alguno.
jueves, 26 de septiembre de 2013
HIPERCRECIMIENTO POST-FRACTURA EN NIÑOS - II
Existen numerosos factores involucrados
que han sido extensamente estudiados por muchos autores, con el fin de intentar
llegar a un criterio de reducción aceptable
tras fracturas en niños. Los factores serían la
edad y sexo del paciente, la localización de
la fractura y la posición de los fragmentos.
La edad del paciente es poco relevante para algunos autores, pero otros la consideran como factor decisivo y más la edad ósea que la cronológica. La tasa de hipercrecimiento parece ser mayor en niños entre los 4-5 años y 8-9 años. La influencia del sexo sólo tiene relevancia para algunos autores, quienes piensan que la placa de crecimiento del niño puberal responde con mayor intensidad a la hiperemia que la de la niña.
La edad del paciente es poco relevante para algunos autores, pero otros la consideran como factor decisivo y más la edad ósea que la cronológica. La tasa de hipercrecimiento parece ser mayor en niños entre los 4-5 años y 8-9 años. La influencia del sexo sólo tiene relevancia para algunos autores, quienes piensan que la placa de crecimiento del niño puberal responde con mayor intensidad a la hiperemia que la de la niña.
La localización de la fractura no parece
de gran importancia como factor en el
hipercrecimiento post-fractura.
No obstante, se ha observado que se
produce en mayor medida en fracturas del
miembro inferior, especialmente en el
fémur y, sobre todo en aquellas fracturas
diafisarias que cursan con gran desplazamiento
inicial.
El promedio de hipercrecimiento en fracturas de fémur no suele sobrepasar 1,5-2 cm y suele ser de mayor cuantía en aquellas tratadas quirúrgicamente (sobre todo con placas atornilladas), mientras que en la tibia suelen ser inferiores a 1 cm. En las fracturas del antebrazo es aún menor, y parece que se da en pocos casos.
El promedio de hipercrecimiento en fracturas de fémur no suele sobrepasar 1,5-2 cm y suele ser de mayor cuantía en aquellas tratadas quirúrgicamente (sobre todo con placas atornilladas), mientras que en la tibia suelen ser inferiores a 1 cm. En las fracturas del antebrazo es aún menor, y parece que se da en pocos casos.
La posición de los fragmentos después
de la reducción se ha considerado como
uno de los factores importantes. Dos posiciones
se han considerado generadoras de
estímulo de hipercrecimiento: el acabalgamiento
de los fragmentos, sobre todo, y la
angulación
El tipo de fractura también parece tener
influencia en el hipercrecimiento. Algunos
autores han observado que las fracturas
espiroideas y oblicuas largas parecen estimularlo,
aunque esto se relaciona más bien
con el mayor grado de angulación existente
cuando los trazos de fractura tenían estas
características.
La angulación de los fragmentos activa
el proceso de remodelación, no sólo a nivel
del foco de fractura consiguiendo suavizar
las deformidades angulares, sino también a
nivel fisario para realinear las placas fisarias
y epífisis hasta situarse perpendiculares a la
línea de carga transmitida desde la epífisis.
En estudios realizados en fracturas tibiales
que quedaban con angulación en varo o
valgo, se aprecia una tasa de hipercrecimiento
mayor que en las correctamente alineadas,
probablemente, porque la fase de
remodelación es más prolongada en en
aquellas.
El estímulo de crecimiento tras las fracturas
es limitado durante un cierto tiempo
y puede seguir diferentes patrones. Parece
detenerse alrededor de los 18 meses después
de la fractura, siendo máximo durante
los tres primeros meses y variando según el
hueso fracturado. En la mayoría de los casos
el estímulo de crecimiento sigue un patrón
en meseta mediante el cual, el ritmo de
hipercrecimiento se mantiene hasta un
máximo y luego se estabiliza.
HIPERCRECIMIENTO POST-FRACTURA EN NIÑOS - I
Este fenómeno fue descrito por primera
vez por Volkman en 1862 y, pocos años
después, por Ollier quien pudo observar
experimentalmente hipercrecimiento de
entre 2 y 5 mm en huesos largos a los que
realizaba una desperiostización. Desde
entonces hay numerosos trabajos que han
constatado la presencia de hipercrecimiento
después de fracturas, sobre todo en los
huesos largos, de las extremidades inferiores.
El fenómeno del hipercrecimiento óseo
es bien conocido y no limitado a las fracturas.
También se observa en alteraciones vasculares
congénitas (síndrome de Klippel-
Trénaunay), inflamatorias (osteomielitis,
artritis reumatoide juvenil) y neoplásicas
(displasia fibrosa, neurofibromatosis). No
existe acuerdo respecto a la causa de dicho
fenómeno, existiendo una gran controversia
sobre los factores implicados en la aparición
y la magnitud de este fenómeno.
Se acepta que el hipercrecimiento tras
fracturas en niños es debido a un proceso
biológico de estimulación fisaria, resultado
de la hiperemia que se produce en la vecindad
del hueso fracturado durante la consolidación
y el proceso de remodelación. Esta
teoría fue propuesta por Ollier en 1867 y
confirmada por Bisgard en 1936, señalando
que el hipercrecimiento tenía lugar en
placa fisaria y no a nivel del foco de fractura.
Esto hizo que en dismetrías de miembros,
se intentara provocar este fenómeno
para corregirlas mediante algunas técnicas
hoy obsoletas, tales como aplicación de
calor, desperiostizaciones, implantación de
material extraño cerca de la fisis o simpatectomías
lumbares.
Menos convincentes son las teorías que
no consideran el hipercrecimiento postfractura
como un fenómeno biológico, sino
más bien un fenómeno compensatorio y
que únicamente aparece cuando un hueso
fracturado quedaba acortado, como consecuencia
de la mala alineación en una fractura
o bien como consecuencia de la liberación
de un factor desconocido tras la
fractura, que estimularía las mitosis tanto en
las placas de crecimiento como en las células
periósticas.
No obstante algunos aspectos no están
aclarados, como el escaso estímulo de crecimiento
tras fracturas del antebrazo o la respuesta
diferente observada en la tibia sana
ipsilateral al fémur fracturado (estímulo,
detención o ningún efecto de hipercrecimiento).
miércoles, 25 de septiembre de 2013
REMODELACIÓN EN DEFORMIDADES ROTATORIAS
Hasta el momento parece aceptarse que
en las fracturas de los niños, las deformidades
angulares pueden remodelarse, pero las
deformidades rotatorias no.A pesar de esto,
hay ciertos hechos que indican que las
deformidades rotatorias post-fractura pueden
corregirse, y así lo confirman algunos
trabajos experimentales realizados en perros
y conejos, donde se ha observado corrección,
tanto de la consolidación viciosa rotatoria
interna como externa, y en porcentajes
hasta de un 56%.
En la experiencia clínica
existen hechos que lo confirman, uno
es que en el tratamiento cerrado de las fracturas
de los miembros es muy probable que
ocurran malrotaciones que raramente presenta
el paciente años más tarde sugiriendo
que la alteración rotatoria se corrige espontáneamente.
Otra observación es que la
plastia de rotación de Van Ness, puede
derrotar y esto sugiere que sólo puede
suceder a nivel fisario.
Ha sido científicamente probado que
fuerzas de torsión aplicadas sobre una fisis,
en un hueso intacto, son capaces de provocar
alteraciones rotatorias a nivel fisario.
También que las deformidades torsionales
producidas tras fracturas mal unidas, pueden
corregirse por crecimiento helicoidal de la
placa de crecimiento. No obstante, los trabajos
clínicos son contradictorios, indicando
unos que deformidades rotatorias intensas
se corrigen, mientras otros opinan que la
corrección es muy escasa, existiendo en
realidad una readaptación de las partes
blandas, además de ser deformidades clínicamente
bien toleradas
martes, 24 de septiembre de 2013
REMODELACIÓN EN DEFORMIDADES ANGULARES - IV
Muchos factores influyen en el proceso
de remodelación de fracturas consolidadas
con deformidades angulares y los siguientes
se encuentran entre ellos: edad esquelética
(crecimiento restante), localización de la
fractura en el esqueleto y en el hueso
mismo, grado de la angulación y sentido de
la misma.
Con respecto a la edad, la remodelación
es más completa y rápida en los niños de
edad esquelética más joven. No todos los
autores establecen límites de edad, pero
parece que es mayor cuando el niño tiene
menos de 10 años de edad, y este factor está
relacionado directamente con otros factores,
tales como localización, grado y orientación
de la angulación.
La localización de la fractura mal unida
es un factor importante.
Probablemente las dos localizaciones
donde la remodelación es más activa son el
húmero proximal y el antebrazo distal, de
tal forma que la reposición quirúrgica de
los fragmentos está raramente indicada a
esos niveles.
Los grados aceptables para que la remodelación
completa sea efectiva en cada
localización varían enormemente (Tabla 1).
Más aún, con respecto a la localización, se
acepta, generalmente, que a mayor distancia
del cartílago de crecimiento, menos activo
es el proceso de remodelación.
Otros factores importantes son el grado
de la angulación y orientación de la deformidad,
que están íntimamente relacionadas
con la localización de la misma y la edad
del paciente. Con respecto a la orientación de la
deformidad, si la angulación se produce en
orientación coincidente al eje del movimiento
de la articulación vecina, la remodelación
será mejor.
Así, por ejemplo, en la tibia, las angulaciones
en el plano sagital (antecurvatum/recurvatum)
experimentarían mejor remodelamiento
que las coronales (varo/valgo) y, en el
fémur, las deformidades angulares en el plano sagital (antecurvatum) se corregirían mejor
que en el coronal (varo).
El período de remodelación es prolongado
y parece que se completa a los 5 ó 6
años de producirse la fractura. Éste es el
motivo por el cual se recomienda, tras fracturas
mal unidas y persistencia de una
deformidad angular, retrasar las osteotomías
correctoras al menos un año, a no ser que
sea lo bastante grave como para interferir
con la función del miembro.
REMODELACIÓN EN DEFORMIDADES ANGULARES - III
El papel del periostio en este proceso de
remodelación ha sido problema históricamente
muy discutido. En 1867 Ollier señaló
que las capas profundas del periostio eran
más celulares y con mayor capacidad osteogénica.
Actualmente es conocida la capacidad
osteogénica del periostio y su papel en
el proceso reparativo y de remodelación de
fracturas, y así hemos podido confirmarlo
nosotros mismos en la clínica diaria.
La ley de Hueter-Volkmann, segunda
ley reguladora clásicamente aceptada en
relación con el proceso de remodelación de
las fracturas, establece que los cartílagos de
crecimiento vecinos a la fractura mal unida,
tienden a situarse perpendiculares al eje de
carga del segmento correspondiente, modificando
su dirección y normalizando sus
inclinaciones con relación a dicho eje. De
acuerdo con ésta, en una fractura mal
unida, tendrá lugar un crecimiento asimétrico
de la fisis, que irá cambiando la orientación
de las epífisis vecinas hasta su perpendicularación con el eje mecánico del
hueso en cuestión (Fig. 4). Parece que este
segundo mecanismo es más rápido y eficaz,
habiéndosele atribuido el 75% de la remodelación
total producida.
Figura 4. (a) Remodelación
de una fractura mal unida en
valgo de diáfisis tibial en una
niña de 5 años y medio. La
serie radiográfica muestra el
evidente proceso de remodelación
que tiene lugar, tanto
por parte de la fisis (crecimiento
asimétrico), como del
periostio/endostio (aposiciónreabsorción).
(b) Serie radiográfica
en más detalle de la
fisis distal tibial donde puede
apreciarse el crecimiento
fisario asimétrico –mayor en
cara externa– puesto de
manifiesto por la disposición
de la línea de frenado del
crecimiento de Harris-Park.
Esto ha condicionado la
forma en leve «s» itálica de
la tibia fracturada que se
aprecia a los casi 17 años de
seguimiento.
lunes, 23 de septiembre de 2013
REMODELACIÓN EN DEFORMIDADES ANGULARES - II
Una de las explicaciones teóricas para
este fenómeno aposición-reabsorción en las
fracturas de los niños, sugiere que el periostio,
intacto en la concavidad, provocaría el
relleno en esa parte del hueso, mientras en
la convexidad, al estar roto y quedar el
hueso denudado, predominaría la reabsorción.
No obstante, aunque es razonable, no
creemos que exista soporte científico sólido
para esta teoría.
Como decimos, con este fenómeno de
aposición-reabsorción se conseguiría que la
angulación en el foco fuera menos obvia,
pero conseguiría mínima mejoría en el realineamiento
epifisario. Con respecto a este
último hecho, algunos investigadores han llegado a determinar que este proceso contribuye
aproximadamente en un 25% al
proceso total de remodelación.
Figura 3. Remodelación de una fractura mal unida de antebrazo de un niño de 4 años de edad (a). En la Rx practicada a las 4 semanas se observa desviación angular de 15º del radio (diáfisis) y el inicio de aposición ósea (flecha) por parte del periostio en la concavidad (b). En los sucesivos controles radiológicos practicados a las 12 semanas (c) y al año (d) desde el inicio se observa una remodelación casi completa de la fractura.
REMODELACIÓN EN DEFORMIDADES ANGULARES - I
Las fracturas en los niños no siempre
remodelan y algunas veces se producen
resultados inaceptables que deben corregirse
mediante técnicas quirúrgicas. En la
corrección espontánea de angulaciones
residuales en niños, toman parte el periostio/
endostio y las placas de crecimiento
vecinas al foco de fractura, los cuales al participar
activamente tratarán, aunque en
diferente proporción, de conseguir la realineación
correcta de la fractura mal unida.
Aunque el mecanismo básico que corrige
estas deformidades no es bien conocido,
parece que dos leyes biológicas intentan
atribuir el papel dominante al factor mecánico
(Fig. 1).
La primera ley descrita por Wolff en
1892 establece que el depósito de nuevo
hueso tiene lugar allí donde es mecánicamente
necesario (esto es en el área de
carga), y su reabsorción donde no es necesario.
De esta forma, en las fracturas consolidadas
con angulación, el nuevo hueso se
deposita en el área de la concavidad, mientras
predominan los fenómenos de reabsorción
en la convexidad (Figs. 2 y 3). Esto
provocaría una «suavización» de la angulación y, por tanto, cierta alineación de los
fragmentos. Aunque este proceso también
tiene lugar en adultos, en los niños es más
notable.
Figura 2. Los procesos fundamentales que tienen lugar durante el remodelamiento de las fracturas mal unidas
(anguladas) en niños, son el estímulo del crecimiento fisario (1), crecimiento asimétrico longitudinal de la fisis (2), aposición-reabsorción de hueso por el periostio/endostio (3).
jueves, 19 de septiembre de 2013
Remodelación e hipercrecimiento en las fracturas infantiles
INTRODUCCIÓN
La remodelación de fracturas mal consolidadas
en niños es un hecho bien conocido.
En efecto, es uno de los factores que
contribuyen a la tendencia generalizada a
utilizar en las fracturas de los niños métodos
de tratamiento cerrados, al contrario de lo
que sucede normalmente en los adultos. El
proceso de la remodelación ósea, no se
limita únicamente a los meses posteriores a
las fracturas, sino que permanece activo
durante toda la vida.
Como resultado de
este proceso de remodelación interno, el
hueso tiene las dimensiones y estructura de
un hueso sano y, al contrario, cuando aparece
la enfermedad se alteran estos mecanismos
fisiológicos, produciéndose fenómenos
en el hueso que pueden alterar las
dimensiones, la forma o ambas, en mayor o
menor medida. Este proceso fisiológico que
contribuye a la formación normal del
hueso durante el período de crecimiento de
una persona puede también llamarse proceso
de modelamiento óseo
Los mecanismos más conocidos que
producen la remodelación ósea son el crecimiento
longitudinal y el latitudinal. Los
mecanismos de crecimiento longitudinal
son controlados por el cartílago de crecimiento
o fisis. Este crecimiento sería simétrico
o asimétrico dependiendo de los factores
que se discutirán posteriormente.
En
los mecanismos de crecimiento latitudinal
el periostio y el endostio juegan papeles
esenciales. Estos mecanismos son responsables
de los fenómenos de reabsorción y
aposición ósea, que son tan frecuentes en
las fracturas metafisarias y diafisarias con
deformidad angular residual o acabalgamiento
de los fragmentos.
Lógicamente, debido a que la mayor
actividad de las estructuras previamente
mencionadas se da durante la infancia, los
procesos de remodelación son más acentuados
antes de la madurez esquelética.
El hecho de que los métodos de reducción
cerrados sean utilizados más frecuentemente
en niños aumenta el riesgo de
consolidaciones defectuosas.
Cuando se
produce este hecho, los procesos de remodelación
se activarán con el objetivo de restablecer
el alineamiento óseo con respecto
al eje de carga y restablecer las relaciones
anatómicas en sus epífisis. Los procesos mejor estudiados, con relación
a las fracturas mal unidas en los niños,
han sido la corrección de deformidades
angulares y, menos, la posible corrección
ante deformidades rotacionales
Otro de los fenómenos interesantes es el
hipercrecimiento post-fractura en los niños
que, aunque no puede estrictamente ser
considerado un proceso de remodelación,
está íntimamente relacionado con ellos.
Figura 1. Fractura diafisaria mal unida del fémur izquierdo en un niño de 7 años. Dos meses después del traumatismo la fractura consolidó con importante acortamiento y angulación de 23º en el plano sagital (a, b). A los 7 meses de la fractura tuvo lugar un proceso de remodelación muy activo y la deformidad angular a nivel del foco de fractura, así como el hueso «sobrante» había desaparecido casi completamente. (c, d).
Métodos de osteosíntesis en las fracturas infantiles - CONCLUSIÓN
CONCLUSIÓN
Un gran número de fracturas pediátricas
pueden ser tratadas quirúrgicamente (reducción
y osteosíntesis) con excelentes resultados
clínicos y una aceptable tasa de complicaciones.
Además, el tratamiento quirúrgico
permite una corta estancia hospitalaria, con sus ventajas psicológicas, sociales y económicas
con respecto a otros tratamientos más
conservadores.
miércoles, 18 de septiembre de 2013
Cerclaje alámbrico a tensión (Obenque)
Está indicado en fracturas apofisarias
como las de la tuberosidad tibial o del olécranon
en pacientes cercanos a la madurez
esquelética. La retirada de los alambres debe
de ser realizada tan pronto como se consiga
la consolidación.
Fijación externa
La fijación externa de las fracturas
pediátricas es poco frecuente.
Está indicada en fracturas abiertas con
grave lesión de los tejidos blandos (lesión
arterial) (Fig. 5). Existe una elevada incidencia
de infección del tracto de los tornillos:
al utilizar el fijador externo, los cuidados
de la entrada de los tornillos son vitales.
Además, la tasa de retardos de consolidación
y refracturas tras la retirada del fijador
es alta.
martes, 17 de septiembre de 2013
Enclavado intramedular - Gráfica
Figura 5. a) Fractura femoral abierta en niño politraumatizado de 9 años. Tratamiento
con fijación externa. b, c) A pesar de la deficiente reducción, a los 19 meses de
la fractura inicial, se aprecia una consolidación y remodelación
muy satisfactorias.
Enclavado intramedular
El enclavado intramedular es un procedimiento
seguro y efectivo para el manejo
de las fracturas diafisarias de los niños. El
enclavado cerrado tiene menos riesgos de
infección que la osteosíntesis abierta. Los
clavos de Kuntscher, fresados o no fresados,
pueden ser utilizados en adolescentes.
En
pacientes más jóvenes no deben de ser utilizados,
dado el riesgo de cierre fisario precoz
(trocánter mayor, tuberosidad tibial) y
necrosis avascular cefálica femoral.
El enclavado intramedular elástico estable
puede ser utilizado en cualquier fractura
diafisaria entre los 6 y los 13 años de
edad (Fig. 4).
Esta técnica tiene una baja tasa de complicaciones
(pseudoartrosis, refractura). Los
principales inconvenientes potenciales son
el tiempo quirúrgico, la exposición a la
radioscopia, la irritación cutánea en el
extremo de los clavos, y la limitación de la
movilidad articular.Los clavos de Bailey o de Sharrard (clavos
telescópicos) tienen indicaciones especiales
(osteogénesis imperfecta).
Figura 4. a) Fractura transversa diafisaria de 1/3 medio
humeral derecho en niña de 13 años de edad.
b) Reducción cerrada y osteosíntesis mediante enclavado
endomedular elástico estable.
lunes, 16 de septiembre de 2013
Placas
Las placas son utilizadas en las fracturas
diafisarias (Fig. 3). La osteosíntesis con placas
permite una reducción anatómica y estable;
simplifica los cuidados de enfermería postquirúrgicos
y la rehabilitación precoz.
Sin embargo, los principales inconvenientes
son las infecciones profundas, retardos
de consolidación o pseudoartrosis, rigidez articular, dismetrías de miembros inferiores
(Fig. 3), rotura de la placa y refractura
tras la retirada de la misma. Nosotros creemos
que la síntesis con placas debería de
ser abandonada para el tratamiento de las
fracturas de los niños o reservarla para casos
excepcionales. Si usted la utiliza, ¡no la coloque
a través del cartílago de crecimiento!.
Figura 3. (a) Fractura diafisaria femoral en niña de 7 años tratada con placa de compresión dinámica (DCP)
un año antes (b). La dismetría que entonces se apreciaba de casi 2 cm permanece sin variación a los 15 años de edad, 9 años después de la fractura.
Tornillos
Los tornillos son frecuentemente utilizados
en las fracturas pediátricas. Las técnicas
de osteosíntesis no difieren de las utilizadas
en adultos. Requieren una reducción
estable y, con frecuencia, una inmovilización
postoperatoria con escayola. Los tornillos
no deben atravesar la placa de crecimiento,
aunque se puede tolerar en adolescentes
(niñas mayores de 13 años y niños
mayores de 15).
Cada vez se utilizan más los
tornillos canulados que tiene como ventaja
principal, el poder ser guiados con una
aguja de Kirschner con lo que se consigue
una inserción más segura y adecuada de los
mismos.
Las indicaciones para la utilización de
tornillos son:
• Fracturas epifisarias (fracturas de Mac
Farland, fracturas intercondíleas de
rodilla).
• Fracturas fiso-metafisarias (fracturas
inestables tipo II de Salter de fémur o
tibia distal) (Fig. 2).
• Fracturas apofisarias (epitróclea humeral,
tuberosidad tibial en adolescentes).
• Fracturas de cuello del fémur.
• Fracturas diafisarias espiroideas de
tibia.
domingo, 15 de septiembre de 2013
Agujas de Kirschner - Gráfica
Figura 2. a) Fractura tipo II de Salter y Harris en fémur distal de un adolescente de 15 años de edad. b) Reducción
cerrada y fijación con dos tornillos canulados haciendo compresión interfragmentaria.
sábado, 14 de septiembre de 2013
Agujas de Kirschner
La utilización de las agujas de Kirschner
es muy frecuente en los niños.
En este punto es bueno recordar algunas normas:
En este punto es bueno recordar algunas normas:
• Deben de ser introducidas manualmente
si es posible (no de forma
motorizada).
• Pueden atravesar el cartílago de crecimiento
si son de pequeño tamaño,
permitiéndose sólo un intento, con
objeto de reducir el riesgo de epifisiodesis
prematura.
• En caso de enclavado percutáneo después
de una reducción cerrada se
debe de ser consciente de las posibles
lesiones nerviosas (nervios radial y
cubital sobre todo).
• Los extremos de las agujas deben de
ser doblados para evitar la migración.
ueden dejarse fuera de la piel, pocos días, o enterrados bajo la misma.
ueden dejarse fuera de la piel, pocos días, o enterrados bajo la misma.
• Se recomienda la fijación en la cortical
opuesta.
• En general es necesaria la inmovilización
con escayola.
• Actualmente es posible utilizar agujas
reabsorbibles en lugar de las agujas de
Kirschner convencionales.
Las indicaciones de las agujas de
Kirschner son:
• Lesiones del cartílago de crecimiento
(cóndilo humeral, epifisiolisis femoral
distal) (Fig. 1).
• Fracturas metafisarias (fracturas supracondíleas
de húmero, fracturas inestables
de radio).
Figura 1. Epifisiolisis distal femoral -tipo II de Salter y Harris- tratada mediante reducción cerrada y fijacion con dos agujas de Kirschner cruzadas. a) preoperatorio, b) 1 mes de postoperatorio.
viernes, 13 de septiembre de 2013
MÉTODOS DE OSTEOSÍNTESIS
La osteosíntesis en adultos debe de ser
lo suficientemente estable como para permitir la movilización precoz y la fisioterapia.
Este objetivo no es esencial en los
niños. El manejo postoperatorio de una
fractura tratada con osteosíntesis en los
niños puede incluir un yeso. Los implantes
más frecuentemente utilizados son las agujas
de Kirschner, tornillos, placas o clavos
intramedulares.
Las técnicas de fijación interna utilizadas
no difieren de las del adulto, pero la elección
del implante sí.
jueves, 12 de septiembre de 2013
INDICACIONES DE OSTEOSÍNTESIS
Existen tres situaciones diferentes:
A. Indicación absoluta. Algunas fracturas
requieren una reducción anatómica exacta
del cartílago de crecimiento y de la superficie
articular. Ejemplos de estas fracturas
son los trazos verticales a través del cartílago
fisario (Salter III y IV). Estos objetivos
sólo se consiguen mediante reducción anatómica
y osteosíntesis
B. Indicación relativa. El tratamiento
conservador es factible, y conseguiría la
consolidación, pero es difícil de realizar
debido a situaciones especiales, tales como
politraumatizados, traumatismos craneales o
anomalías óseas. En estas situaciones, las
ventajas de la osteosíntesis deben de ser
tenidas en cuenta.
C. No existe indicación de osteosíntesis
cuando no proporciona ninguna ventaja
con respecto al tratamiento conservador
(fracturas diafisarias en la infancia por
ejemplo).
miércoles, 11 de septiembre de 2013
Métodos de osteosíntesis en las fracturas infantiles
La consolidación de las fracturas en los
niños está basada en la integridad, tanto de
los cartílagos de crecimiento, como del
hematoma fracturario y el periostio.
El tratamiento
ortopédico es el que reúne estas
condiciones y es, por tanto, el más lógico
para el manejo de las fracturas de los niños.
Sin embargo, existen ciertos inconvenientes
potenciales en este histórico método de
tratamiento, tales como la consolidación
viciosa, el síndrome compartimental, la
larga estancia hospitalaria, el retraso en la
reincorporación al colegio, el difícil manejo
en politraumatizados y las refracturas en
casos de enfermedades óseas.
Por estas razones
la osteosíntesis se utiliza cada vez con
más frecuencia en niños, a pesar del riesgo
de infección ósea.
La osteosíntesis debe de ser utilizada
sólo después de un estricta valoración de las
fracturas y sus consecuencias sobre el crecimiento.
La osteosíntesis requiere una técnica
rigurosa que respete el cartílago de crecimiento,
con asepsia estricta, y que no
exponga el material a posibles fallos mecánicos.
martes, 10 de septiembre de 2013
COMPLICACIONES
Las fracturas con poco desplazamiento y
no conminutas causan poco trastorno de la
irrigación sanguínea del hueso y de los tejidos
circundantes y curan fácilmente. Las
fracturas de trazo espiroideo que ofrecen
mayor superficie de contacto que las transversales
suelen reducirse bien, suelen ser
suficientemente estables y comportarse
favorablemente.
Cuanto más joven es el
hueso, más rápidamente consolidan las fracturas
y más posibilidades tienen de remodelarse
a medida que crecen y de alcanzar una
forma final absolutamente normal.
Las grandes complicaciones en las fracturas
infantiles casi siempre son iatrogénicas,
y por lo general secundarias a un tratamiento
ortopédico mal realizado o a una acción quirúrgica intempestiva. Los síndromes
compartimentales por falta de vigilancia
y de cuidados pertinentes, con una incidencia
no menor de un 1% en las grandes
series. pueden constituir una complicación
seria que requerirá un perfecto conocimiento
del problema y una gran agilidad en
la decisión terapéutica para su tratamiento
con éxito.
Si las fracturas no se reducen y se fijan
adecuadamente, confiando sobre todo en la
tradicional bondad evolutiva de las fracturas
infantiles, pueden surgir consolidaciones
viciosas con alteración rotacional de los
fragmentos, así como desviaciones axiales y
retardos de consolidación.
Son clásicas las complicaciones derivadas
de la lesión del cartílago fisario tras un
traumatismo desafortunado de esta región
o consecutivas a un tratamiento incorrecto
y que se manifiestan por desviaciones axiales
y dismetrías.
Las complicaciones más desagradables,
sin duda, son las postquirúrgicas y se producen
por un desconocimiento grave de
los principios de la ortopedia infantil, lo
que conduce generalmente a un error de
indicación y a una cirugía abusiva.
Las condiciones más desfavorables están
representadas, en gran medida, por el trastorno
de la irrigación sanguínea secundario
a la denudación traumática que sufren el
hueso y los tejidos blandos de alrededor, así
como por la existencia de una intensa conminución
con el consiguiente compromiso
óseo, vascular y de partes blandas o por la
presencia de ambas circunstancias a la vez
que posiblemente puede incluso verse
agravada por maniobras quirúrgicas dirigidas
a una osteosíntesis de desafortunada
indicación
No podemos olvidar aquí la grave complicación
que suponen las necrosis de ciertas
epífisis, secundarias al compromiso vascular
que el traumatismo desencadena, que
se fomenta en ocasiones por una mala concepción
terapéutica.
lunes, 9 de septiembre de 2013
Recuperación posterior
El niño se suele recuperar con mucha
facilidad.
En este caso, la función de los procedimientos
rehabilitadores es menos relevante
que en las lesiones traumáticas de los
adultos.
Las rigideces articulares y las acentuadas
cojeras iniciales tras las fracturas del miembro
inferior suelen desaparecer paulatinamente
de forma espontánea.La utilización
normal del miembro y la gran tendencia
lúdica de los niños son los factores más
decisivos para su recuperación. Las pérdidas
dilatadas de movilidad son generalmente
producto de una reducción y consolidación
defectuosas, prácticamente nunca corregibles
con tratamiento fisioterápico, por
mucho que nos empeñemos.
La rehabilitación tiene, sin embargo, un
papel primordial en los niños con incapacidad
funcional, bien sea de origen central o
por lesiones periféricas graves. Los niños
con afecciones discapacitantes importantes
previas al traumatismo precisan un tratamiento
rehabilitador importante para
alcanzar los niveles de actividad anteriores
al traumatismo, ya que este generalmente
produce un importante retroceso en la actividad
motora.
Figura 6. Fractura diafisaria de tercio medio de femur tratada mediante fijación externa. a) Preoperatorio, b)
Postoperatorio inmediato, c) Consolidación a los 2 meses de la fractura.
domingo, 8 de septiembre de 2013
Tratamiento cruento o quirúrgico - II
2. La fijación externa
Permite mantener y ajustar la longitud
del hueso traumatizado y ejercer también
una leve compresión interfragmentaria, en
especial en las fracturas transversales, con lo
que se incremento considerablemente su
estabilidad.
Sus indicaciones más precisas son las
fracturas abiertas, las fracturas acompañadas
de graves lesiones de las partes blandas
(quemaduras, arrancamientos) circundantes,
las fracturas con pérdida de sustancia, las
fracturas con hueso expuesto y necrosado,
fracturas en politraumatizados y traumatizados
craneoencefálicos o pacientes que
precisan cuidados intensivos.
Las ventajas de la fijación externa son
(Fig. 6):
1. Producir lesiones en la piel de muy
poca magnitud y siempre a distancia
del foco lesional
2. Permitir buen acceso a todo el miembro
para tratar las lesiones de las partes
blandas.
3. Permitir con facilidad una correcta
reducción.
4. Permitir aumentar la estabilidad de la
fractura ejerciendo la adecuada compresión
interfragmentaria.
5. Permitir en muchos casos una carga
precoz.
6. En caso necesario, permitir el transporte
óseo, así como la reconstrucción
de pérdida de sustancia ósea.
7. Su tolerancia es buena y la tasa de
complicaciones muy baja.
sábado, 7 de septiembre de 2013
Tratamiento cruento o quirúrgico - I
En principio, toda osteosíntesis en los
huesos infantiles carente de exacta indicación
es nociva o por lo menos improcedente.
Los tornillos en las facturas oblicuas
o espiroideas diafisarias son inútiles. La
colocación de una placa atornillada, con la
consiguiente desperiostización, compromete
la vascularizacion y, en el mejor de los
casos, sólo favorece el alargamiento hipertrófico
del hueso.
1. La fijación interna
La fijación interna en las fracturas infantiles
sigue siendo un tema de debate.
En realidad, la fijación interna en las
fracturas infantiles puede ser necesaria,
puede ser sólo ventajosa en algunos aspectos
y puede no ser más que una cuestión de
preferencia. La fijación ventajosa en los
niños significa que, a juicio del especialista
experto, la fijación interna ofrecería ventajas
estimables sobre cualquier otro tipo de
tratamiento. Hay que admitir por tanto, que
en definitiva, la evaluación de tales ventajas
varía con el temperamento, la experiencia y
la habilidad técnica del médico en cuestión.
La utilización de una síntesis intramedular
con clavos de Küntscher o similares,
puede resultar agresiva para los cartílagos
fisarios vecinos.
No son infrecuentes dismetrías de hasta
2 y 2,5 cm tras la práctica de osteosíntesis
en las fracturas de huesos en crecimiento.
No podemos descartar la posible aparición
de retardos de consolidación o incluso
pseudoartrosis, así como otras complicaciones,
tales como la infección del foco de
fractura y el aflojamiento o intolerancia de
la osteosíntesis.
Después de reducir la fractura, su estabilización
puede conseguirse fácilmente
con agujas de Kirschner y cerclajes antidistractores
de material reabsorbible.
Esto significa
realizar una mínima agresión a los
elementos del hueso y especialmente a su
vascularizacion. La utilización de una mínima cantidad
de material de osteosíntesis permite su
rápida retirada al finalizar la consolidación
de la fractura, casi siempre de forma ambulatoria.
Nuevos métodos de síntesis no rígida y
escasamente agresivos, como son la osteotaxis
o fijación externa y la síntesis intramedular
elástica, respetuosos con las fisis,
han demostrado su alta eficacia en la reducción,
contención y curación de fracturas
diafisarias en los niños, permitiéndoles una
precoz movilización y una excelente calidad
de vida al reintegrarse rápidamente a su medio habitual y a la actividad escolar,
prácticamente sin complicaciones (Fig. 5).
Figura 5. a)Varón de 12 años con fractura de 1/3 medio femoral transversal con tercer fragmento. b) Síntesis con clavos elásticos intramedulares. c) Consolidación de la fractura en discreto varo. d) Telerradiografía de Extremidades Inferiores que muestra resultado final a los 24 meses.
viernes, 6 de septiembre de 2013
MÉTODOS DE TRATAMIENTO - II
3. Tracción continua cutánea
El adhesivo se despega con facilidad
durante el tratamiento, por lo que se hace
insuficiente para soportar la tracción necesaria
aplicada al miembro.
Cada vez se utiliza menos, conservando
alguna indicación en el miembro superior
(fracturas supracondíleas de húmero). El
uso de este tipo de tracciones está totalmente
contraindicado en los niños con
trastornos de la conciencia o con alteraciones
de la sensibilidad cutánea.
4. Tracción esquelética
Se puede hacer: a) sobre clavos dc
Steinmann; b) sobre agujas de Kirschner
tensadas; c) sobre tornillos de cortical.
Genéricamente, si las agujas de Kirschner
no pueden sen tensadas con garantía, es
preferible utilizar los clavos de Steinmann,
cuyo uso está limitado al calcáneo y a la
extremidad distal del fémur y muy ocasionalmente
a la distal de la tibia.
Ningún medio de tracción esquelético
deberá ser usado en la tibia proximal, por el
peligro de lesión de la placa fisaria a nivel de
la tuberosidad anterior de la tibia (Fig. 3).
La colocación de la tracción exige los
mismos requisitos y garantías de esterilidad
que si de una operación reglada se tratase.
Hay que tener en cuenta el lugar de ubicación
de la placa fisaria para introducir el
implante en la metáfisis, como mínimo 2 cm
distal con respecto a la fisis (Fig. 4). La tracción
sobre tornillo cortical se utiliza en el
olécranon, y muy ocasionalmente en el trocánter
mayor.
Es fácil de colocar, ofrece buena estabilidad
y permite su posterior retirada sin
problemas.
5. Reducción y fijación percutánea
seguida de inmovilización escayolada
Es un procedimiento considerado a
caballo entre el tratamiento conservador y
el quirúrgico.
En muchas fracturas infantiles tiene una
gran utilidad, ya que empleando agujas de
Kirschner se puede estabilizan una fractura
ya reducida, pero de difícil contención con
la escayola. Permite, además, evitar a nivel articular y segmentario posiciones extremas,
a fin de conseguir estabilizar una fractura
con el peligro consiguiente de síndrome
compartimental (fracturas supracondíleas
de codo).
Exige este método paciencia, buen sentido
de orientación espacial, excelente
conocimiento de la anatomía de la región a
través de las referencias externas, una realización
en condiciones de esterilidad equiparables
a una operación reglada y una no
despreciable dosis de exposición a las radiaciones
lonizantes, lo que constituye un
inconveniente importante.
jueves, 5 de septiembre de 2013
MÉTODOS DE TRATAMIENTO - I
Tratamiento ortopédico o incruento
1. Inmovilización escayolada inmediata
Factible de realizar si la fractura está correctamente reducida. La escayola circular y almohadillado no tiene que producir ningún tipo de complicación. Si fuese necesario, ante la existencia de edema por un gran hematoma, se abrirá el vendaje escayolado a todo lo largo. En caso de duda, es preferible siempre una vigilancia hospitalaria. La circulación y la innervación distales a la fractura han de ser exploradas con frecuencia y minuciosidad.
2. Inmovilización escayolada secundaria
• Si la escayola anterior no estaba bien adaptada por aflojamiento tras remitir el edema.
1. Inmovilización escayolada inmediata
Factible de realizar si la fractura está correctamente reducida. La escayola circular y almohadillado no tiene que producir ningún tipo de complicación. Si fuese necesario, ante la existencia de edema por un gran hematoma, se abrirá el vendaje escayolado a todo lo largo. En caso de duda, es preferible siempre una vigilancia hospitalaria. La circulación y la innervación distales a la fractura han de ser exploradas con frecuencia y minuciosidad.
2. Inmovilización escayolada secundaria
• Si la escayola anterior no estaba bien adaptada por aflojamiento tras remitir el edema.
• Tras una nueva reducción más tardía
por desplazamiento de la fractura.
• Tras un periodo de tracción esquelética
hasta conseguir la reducción, la remisión
de la hinchazón inicial y la estabilización
de la fractura.
La escayola, en estos casos, debe procurar
un máximo de rigidez con un mínimo
de material. El almohadillado se hará sólo
en las zonas prominentes. Si bien la aplicación
de la escayola en una sola pieza puede
evitar puntos débiles de rotura de las uniones
segmentarias, la verdad es que controlar
la fractura reducida y la correcta posición
de las articulaciones vecinas es prácticamente
imposible, por lo que con frecuencia
se producen desplazamientos secundarios
de la fractura o inmovilizaciones articulares
en posiciones indeseadas y peligrosas. Es
preferible hacer la inmovilización escayolada
por segmentos, controlando bien tanto la
fractura como las articulaciones vecinas y
después reforzarla tanto como sea preciso.
Figura 3. Epifiosiodesis de la tuberosidad anterior de la tibia secundaria a la colocación de aguja de Kirschner para tracción en una niña de 8 años que tuvo una fractura de fémur. El puente fisario anterior (flecha) ocasiona un genu recurvatum.
miércoles, 4 de septiembre de 2013
TRATAMIENTO - III
Como, por lo general, las fracturas en los
niños consolidan bien y con rapidez, la restauración
funcional de músculos y articulaciones
no suele presentar problemas, incluso
en los casos de reducción imperfecta y
con mala estabilidad que requieren inmovilizaciones
muy prolongadas. Por ello, algunos
autores condenan drásticamente el tratamiento
quirúrgico en general y la fijación
interna de las fracturas en los niños en particular,
esgrimiendo a su favor los peligros
de aparición de infección, de retardo de
consolidación y pseudoartrosis, de alteración
del crecimiento y de cicatrices, a veces
patológicas.
A nuestro juicio debe desecharse el tratamiento
cruento indiscriminado.
Dentro de los procedimientos de osteosíntesis,
la utilización de placas diafisarias
atornilladas en los niños tiene poca justificación.
Es evidente que muchas lesiones
esqueléticas del niño se benefician de una
buena fijación interna, bien indicada y realizada,
consiguiendo mejores curaciones,
con menor riesgo de complicaciones y
ofreciendo una calidad de vida muy superior
En la edad infantil, las fracturas complicadas
por otras lesiones o patologías, como
son las quemaduras, las heridas extensas, las
fracturas abiertas, los traumatismos óseos
múltiples, los politraumatismos y las situaciones
de coma, espasticidad o agitación
(tras lesiones craneoencefálicas o ya existentes
por otros motivos), se benefician hoy
en día plenamente de la fijación interna,
que tiene en estas condiciones plena indicación.
El tratamiento quirúrgico de las fracturas
infantiles tiene aspectos positivos y
negativos.
Entre los positivos hay que destacar:
1. La posibilidad de levantar precozmente
al paciente.
2. La prevención de angulaciones y
deformidades.
3. La prevención de alteraciones del crecimiento.
4. La prevención de artrosis precoces.
5. El ofrecer una mejor calidad de vida.
6. El promover la movilización activa.
7. El atenuar la ansiedad al acortar la
hospitalización.
Las desventajas son:
1.Mayores costes de tratamiento por:
– Quirófano.
– Material de síntesis.
– Anestesia.
– Personal quirúrgico especializado.
– Profilaxis infecciosa.
2. La potencial infección
3. La necesidad de una segunda intervención
para retirar el material de
osteosíntesis.
4. El peligro de reacciones transfusionales.
5. El peligro de trasmisión de hepatitis y
VIH
6. El peligro de complicaciones anestésicas.
martes, 3 de septiembre de 2013
TRATAMIENTO - II
Gran parte de las fracturas infantiles se
tratan incruentamente. Su reducción no es
difícil, invirtiendo el mecanismo de producción
y haciendo recorrer al fragmento
distal una trayectoria inversa al desplazamiento
y llevando generalmente el fragmento
distal, más manejable por regla
general, hacia el proximal, frecuentemente
desplazado por la acción muscular.
Las
reducciones incruentas proporcionan una
buena alineación de las fracturas, suficiente
por lo menos para que la gran capacidad de
remodelación de los niños conduzca a
impecables resultados anatómicos y funcionales
con un mínimo de riesgo, de sufrimiento
y coste social y haciendo innecesaria
la reducción anatómica absoluta, que en
ciertas fracturas diafisarias algunos autores
incluso aconsejan evitar. La perfecta reducción
sí que es necesaria en las fracturas epifisarias,
fisarias y articulares.
Las angulaciones en el tercio medio de
los huesos largos se compensan mal, y por
ello son aceptables con reservas. Antes de
los diez años y cerca de las articulaciones
pueden tolerarse angulaciones de hasta 30°.
Las deformidades por torsión son siempre y
en cualquier circunstancia inadmisibles.
Por lo general, las fracturas de las fisis y
de las epífisis con participación articular
requieren reducción abierta y fijación
interna, ya que se precisa una reducción
anatómica y una perfecta estabilidad, a fin
de evitar complicaciones del crecimiento y
de la congruencia articular.
La reducción
cruenta de las lesiones epifisarias puede ser
peligrosa si se demora muchos días tras el
traumatismo, o si las condiciones anatómicas
ponen en peligro, por la agresión quirúrgica,
la irrigación de la placa epifisaria y
la de la misma epífisis, con riesgo subsiguiente
de necrosis de estas estructuras.
En
estos casos, es preferible el tratamiento conservador
hasta que desaparezca el peligro
vascular, aceptando en principio cualquier
tipo de consolidación defectuosa, que
podrá ser corregida después por medio de
una osteotomía, practicada en una zona
anatómica y en un memento carentes de
peligro para la vascularizacion del segmento
epifisario o articular.
La necrosis epifisaria
es la peor complicación que puede tener una fractura infantil. No evitarla y escudarse
en la fatídica incidencia estadística es hoy
en día absolutamente inadmisible.
Los avances de las técnicas de fijación y
el control de la infección de las heridas han
incrementado el uso del tratamiento cruento
de las fracturas infantiles. Los inconvenientes
del tratamiento incruento, tales
como son el periodo relativamente prolongado
de inmovilización, la dilatada estancia
hospitalaria, la atrofia muscular y las rigideces
articulares, aunque estas dos últimas de
menor importancia en los niños, pueden
evitarse en gran medida con la fijación quirúrgica.
lunes, 2 de septiembre de 2013
TRATAMIENTO - I
Consideraciones generales
Para elegir el método de tratamiento
más adecuado han de tenerse en cuenta una
serie de factores, como el tipo de fractura,
la existencia de otras lesiones, la edad del
paciente, su personalidad, así como sus circunstancias
sociales y ambientales.
En muchos casos, la deformidad por la
fractura es poco significativa y se puede
corregir rápida y fácilmente. En otros casos,
especialmente en los pacientes muy jóvenes,
la corrección, encomendada únicamente
a la remodelación propia de los huesos
en crecimiento, puede ser muy lenta o
incluso no completarse.
Si la consolidación tiene lugar con rapidez y de forma fiable, pronto se restablece la función del segmento afecto, especialmente en aquellas fracturas firmemente fijadas, bien sea por su propia estabilidad, por el ferulaje de los tejidos blandos circundantes o bien estabilizadas por procedimientos quirúrgicos. Si el daño causado al hueso y a los tejidos vecinos circundantes es muy grande, la consolidación y la recuperación funcional pueden ser difíciles de conseguir.
Si la consolidación tiene lugar con rapidez y de forma fiable, pronto se restablece la función del segmento afecto, especialmente en aquellas fracturas firmemente fijadas, bien sea por su propia estabilidad, por el ferulaje de los tejidos blandos circundantes o bien estabilizadas por procedimientos quirúrgicos. Si el daño causado al hueso y a los tejidos vecinos circundantes es muy grande, la consolidación y la recuperación funcional pueden ser difíciles de conseguir.
En los niños es muy frecuente utilizar el
término de reducción aceptable de la
deformidad, pero hemos de saber que este
término está en estrecha dependencia con
la edad del niño, el sexo, el hueso afecto,
con la posición y el tipo de fractura, con su
posible efecto sobre el crecimiento y su
posible relación con el movimiento de las
articulaciones vecinas.
Una deformidad es inaceptable cuando:
1. Resulta molesta para el propio
paciente.
2. Interfiere persistentemente alguna función
de carga o la capacidad de movimiento
articular de la extremidad, que
puede alcanzar intensidad variable y
tener por tanto diferente gravedad.
3. Impone una sobrecarga en el funcionamiento
de las articulaciones dependientes
que las puede conducir a una
degeneración más o menos precoz.
4. Crea sobrecarga funcional capaz de
producir fracturas por fatiga cerca del
punto de unión defectuosa o incluso
en el mismo punto.
5. Cuando por cualquier motivo el
paciente la rechaza y no está dispuesto
a asumirla, ni a corto ni a largo
plazo.
El tratamiento de las fracturas en los
niños tiene como objetivos fundamentales:
1. Conseguir la consolidación en el
menor tiempo posible y bajo condiciones
de la mejor calidad de vida.
2. Evitar la consolidación en mala posición.
3. Prevenir los trastornos del crecimiento.
4. Evitar las complicaciones derivadas de
trastornos vasculares, neurológicos y
osteoarticulares secundarios
domingo, 1 de septiembre de 2013
ANATOMÍA PATOLÓGICA
La localización anatómica de las fracturas
no tiene ninguna especificidad en los niños.
Es conveniente atenerse a la división anatómica
de fracturas diafisarias, metafisarias,
fisarias, epifisarias y articulares, así como a
las denominaciones descriptivas propias de
cada hueso o región (supracondílea, maleolar,
subcapital, etc.).
Las descripciones de los tipos de fractura
basándose en las imágenes radiográficas
tampoco son aquí muy diferentes de lo que
conocemos en el adulto.Añadiremos únicamente
a los tipos transversal, longitudinal,
oblicua, espiroidea, enclavada y conminuta
los específicos de la infancia, como son la
fractura-incurvación, la fractura en tallo verde
y la fractura en rodete.
Existen fracturas incompletas, completas
y polifragmentarias con trazo de fractura
complejo. Las relaciones interfragmentarias
ofrecen el clásico panorama de las posibles
desviaciones laterales, angulares, rotacionales
y longitudinales, con acortamiento o
alargamiento, así como la frecuente combinación
entre ellas. En relación con el
ambiente externo existen fracturas cerradas y abiertas, con todas sus características y grados,
lo que es de capital importancia para el
diagnóstico y para la elección del tratamiento.
Las lesiones fisarias son específicas de la
infancia y responsables de una gran parte de
las secuelas. No es infrecuente que en las
lesiones fisarias se destruya la capa fértil cartilaginosa
y que se produzcan además lesiones
epifisarias y articulares. Las deformidades,
las dismetrías y las incongruencias articulares
con grave pérdida funcional son las
consecuencias clínicas de estas lesiones o de
su incorrecto tratamiento.
Retardos de consolidación y pseudoartrosis
rara vez ocurren en los niños. En
series publicadas de más de 2.000 fracturas
infantiles, no había un solo caso de pseudoartrosis.
Probablemente las únicas excepciones
ocurren en casos de fracturas abiertas en
niños mayores que se infectan. Refracturas
son raras, aunque en fracturas mal alineadas
del antebrazo pueden ocurrir tras iniciar la
movilización.
La miositis osificante y la rigidez de las
articulaciones secundarias a las fracturas,
son sumamente raras, excepto en niños con
traumatismos craneoencefálicos.
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